Efeméride del corregimiento de neblina y festivales.

Cien años de El Queremal

domingo 18 de octubre, 2020

Luis Ángel Muñoz Zúñiga
Especial Diario Occidente

Los queremitas están de efeméride. El corregimiento El Queremal, ubicado a 47 kilómetros de Cali, la tierra de la flor del quereme, de la neblina y del festival de música colombiana y andina, este 20 de octubre cumple cien años. Después de tres décadas de venir realizando el festival andino, por primera vez y por causa de la pandemia del Covid-19, los amantes de esta música y los visitantes del acogedor corregimiento turístico, sienten nostalgia al no poder disfrutarlo en el parque, sobre la calle principal y frente a la gran tarima. Añoran el jolgorio cuando presencial escuchaban en vivo las voces y los charangos, las guitarras, las flautas y tambores.

Los orígenes

La creación de El Queremal se contextualiza en la historia demográfica del Valle. Los inmigrantes provenientes del Cauca y el sur del país buscaron sobre la cordillera occidental un rinconcito que fuera parecido al paraíso descrito por Jorge Isaacs en su novela María. Pero, otras motivaciones habitacionales también atrajeron a los colonos: las maravillas contadas por los maquinistas que en locomotoras conducían carga hacia Dagua y Buenaventura. Los obreros de los campamentos, contratados para morder a pico y pala el relieve, trazando la vía al mar, que buscaron la solución para tener cerca a sus familias. Desde su remodelación, en el parque central se colocó una escultura de fina fibra que reproduce el quereme, flor perfumada, patrimonial, que atrae el amor, originaria del corregimiento y única en el mundo.

Don Críspulo y la fundación

Los queremitas reconocen a don Críspulo Olave, como fundador. Un nieto suyo con nombre homónimo, dice que su abuelo cedió terrenos para que fundaran el pueblo. “El Queremal lo fundó mi abuelo Críspulo Olave, quien viajó desde Jamundí, primero llegó a la Cumbre y pasó al kilómetro 30, desde donde se vino atravesando montañas” (Críspulo Gómez). Deissy Astudillo Córdoba, joven historiadora egresada de la Universidad del Valle y quien desde la edad de cinco años se radicó en El Queremal, investigó sobre su fundación. “La diferencia en la fecha de fundación entre algunas versiones y lo que señala la escritura notarial, se debió a que primero se hizo la protocolización en diciembre de 1919, para ceder terrenos con el objetivo de levantar un poblado. En octubre de 1920, se construyen las primeras casas”.

Nativos e inmigrantes

Los queremitas nativos recuerdan a los abuelos que plantaron su árbol genealógico en el lugar. “Nací aquí en 1938, mi papá fue un colonizador. Tengo ochenta y dos años y gozo de buena salud”, dice don Saúl Pipicano. Y los inmigrantes agradecen al Creador por haberles permitido cumplir el sueño de vivir sus últimos años abrazados por la neblina. Milton Cruz, por ejemplo, recuerda cuando de niño lo llevaron a conocer el corregimiento. “Eso fue hace setenta años. Y después cuando me jubilé de maestro compré un lotecito y aquí construí La Chagrita del Profe”. Muchos años después ante sus amigos recordaría aquella tarde que su padre lo llevó a conocer la neblina. “El Queremal era un pueblo de doscientas casas junto al San Juan, un río sin piedras grandes, pero de aguas diáfanas sobre una extensa llanura”.

Turismo musical

En el corregimiento El Queremal, en los últimos años empezó a expandirse su zona central. El turismo, su clima acogedor y la búsqueda de lugares de descanso, propició que las otrora fincas poco a poco se transformaren en barrios y en villas de veraneo. Hoy gran parte de su población la representan las familias de jubilados, incluidos muchos docentes pensionados. Esos nuevos habitantes muy pronto se enamoraron de la paradisiaca tierra, es el caso del grupo Amigos de El Queremal, constituido por Milton Cruz, Francisco Posada, Nicolás Arciniegas, William Joya y Zuly Botina, que desde 2018 emprendieron la campaña de ubicar 36 bancas de descanso en el parque. Ahora están empeñados de poner a la entrada del corregimiento, en letras grandes de cemento, el aviso de bienvenida: “Yo amo El Queremal”.

Amparo Muñoz, directora del festival, dice: “El primero fue en 1987, financiado por la Alcaldía de Dagua. El segundo en 1990. Lo aplazamos mientras nos organizábamos para presentar un festival más grande y, desde entonces, con Funcultura Queremal gestionamos apoyos de la Secretaría de Cultura del Valle. Hemos invitado grupos andinos colombianos, ecuatorianos y bolivianos. El año pasado el Ministerio de Cultura, ya lo incluyó en la lista de festivales. Este año por la pandemia lo hicimos a través de las redes sociales y la televisión. Logramos hacer dos transmisiones por Telepacifico. Gracias a Funcultura Queremal y la Alcaldía de Dagua se financió uno de los programas”.

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