Valle tendrá por fin un completo registro de especies ícticas

lunes 20 de septiembre, 2021

Los vallecaucanos podremos conocer cuántas y qué tipos de especies de peces habitan la región en la cuenca del río Cauca y sus tributarios, lo cual permitirá construir estrategias para la preservación del recurso íctico y mejorar las condiciones para evitar el cambio climático.

Dicho estudio será posible gracias a un convenio que realiza la CVC con la Fundación para la Investigación y el Desarrollo Sostenible Funindes, experta en investigación y conservación de especies y ecosistemas acuáticos.

Al término del estudio se espera tener una guía de campo que servirá para que todos los vallecaucanos conozcan e identifiquen fácilmente los peces del Alto río Cauca y se trabaje colectivamente en su conservación.

La actualización del inventario de las especies de peces existentes en esta región se realizará en zonas representativas de diferentes cuencas hidrográficas, con el fin de que abarquen todo departamento, como lo son: Jamundí-Cali, Jamundí-Jamundí, Timba-Jamundí, Piedras-Riofrío, Guachal-Bolo-Fraile-Florida, Guadalajara-Buga, Desbaratado-Florida, Amaime-Palmira, Amaime-El Cerrito, Bugalagrande-Bugalagrande, Bugalagrande-Tuluá, Bugalagrande-Andalucía, Tuluá-Tuluá, La Paila-Zarzal, Chancos-Ansermanuevo, Cañaveral-Ansermanuevo, La Vieja-Cartago, La Vieja-Sevilla y La Vieja-Alcalá.

Reisa Valencia, bióloga de la Dirección de Gestión Ambiental de la CVC dijo que “para la conservación del recurso íctico es necesario implementar, dentro de otras acciones, la generación de conocimiento que sirva de línea base para la realización de estudios biológicos, ecológicos y de impacto ambiental, contribuyendo a que los esfuerzos de conservación sean bien direccionados y eficaces en la planeación y gestión ambiental”.

Durante el estudio Funindes se encargará de realizar los estudios de campo y laboratorio cuyo resultado será una herramienta para estudiantes, profesores, investigadores, pescadores y, en general, todas las personas que se interesen por el conocimiento y la conservación de las especies ícticas y sus ecosistemas.

Dicha herramienta taxonómica tendrá claves de identificación, fotografías de las características que permitan diferenciar fácilmente los órdenes, familias, géneros y especies de peces del Alto Cauca y también un libro temático con la información general sobre los peces en el contexto actual.

Lo más importante será la información base sobre los peces de agua dulce o dulceacuícolas para estudios ambientales, científicos y para tomadores de decisiones en programas y proyectos de conservación.

Urge más conocimiento de ecosistemas

Colombia es uno de los países del mundo más diversos en flora y fauna pero de las 50 colecciones científicas de flora y fauna existentes en el país y que reúnen datos de 27 millones de especies, solo el 30 % de su información está catalogada y sistematizada.

Así mismo, documentos como los Libros Rojos, que miden el nivel de riesgo y peligro de las diferentes especies de flora y fauna, y que se constituyen en base para la conservación, tienen apenas dos actualizaciones; se espera que a diciembre salga una tercera.

Por eso, el profesor Gonzalo Andrade, director del Instituto de Ciencias Naturales ICN de la Universidad Nacional de Colombia , considera que los ecosistemas se degradan más por falta de información.

Y es que la información es vital para realizar un control efectivo que permita disminuir los efectos del cambio climático.

Andrade expresó que “el desafío de revertir la degradación de los ecosistemas a través del diseño de planes de mitigación requiere información precisa y actualizada sobre la biodiversidad del país”.

El docente sostuvo que “el trabajo de actualizar los datos sobre la realidad de la biodiversidad en el país es clave para diseñar estrategias que eviten que el país salga de la lista de líderes en variedad de flora y fauna”.

Señaló además que “el impacto real de la degradación de procesos ecológicos en el estado de integridad de los ecosistemas se puede estar subestimando debido a la falta de conocimiento adecuado sobre ellos. Solo teniendo claridad sobre cómo estamos, qué hay y en qué estado, se puede trabajar hacia el futuro”.

El director del ICN, quien también es directivo del Foro Nacional Ambiental FNA)–un escenario público de reflexión y análisis de las políticas ambientales–, los mayores problemas del desarrollo sostenible de Colombia se derivan de aspectos como la deforestación, la minería y la contaminación de las fuentes hídricas, entre otras, y es urgente diseñar estrategias para que el país no pierda el liderazgo mundial en cuanto a biodiversidad.

Así mismo asegura que aunque la Universidad Nacional –de la mano de entidades como el Ministerio del Medio Ambiente y el Instituto Humboldt– viene desarrollando importantes tareas de documentación para el diagnóstico, todavía hay rezago en la información.

En su opinión, para determinar qué tan negativo puede ser el impacto de acciones como el fracking en la producción petrolera del país es necesario adelantar programas de investigación integral que permitan emitir un concepto real para tomar decisiones adecuadas.

Por eso confía en que herramientas como el Mapa de Vegetación de Colombia –resultado de un trabajo de articulación de los Institutos de Investigación del Sistema Nacional Ambiental Sina y el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad – permitirá consolidar información técnica y científica y orientar las acciones de los programas de revegetalización, restauración e incluso reforestación.

El llamado que hace el director del ICN es seguir trabajando por la recopilación de información y de esta forma iniciar las acciones que permitirán que en diez años cambie la situación de los ecosistemas del país que están afectados.

Según la Evaluación Nacional de Biodiversidad, que reúne información de los últimos tres años, el 40 % de la superficie continental presenta algún grado de degradación de suelos por erosión, con un total de 34 focos en todo el país: 16 en el área hidrográfica Magdalena-Cauca, ocho en la del Caribe, cuatro en la de Amazonas, tres en la del Orinoco y dos en la del Pacífico, y uno incipiente pero importante en la isla de Providencia.

En la actualidad, el 15 % de los ecosistemas del páramo del territorio nacional se encuentran degradados debido a actividades de ganadería y agricultura, especialmente papa, minería de oro y carbón, y, en menor medida, por la construcción de obras y la cacería.

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