El centro comercial en el que todos quieren estar
Zazué Plaza: donde la experiencia nunca entra en temporada baja
Zazué Plaza, el centro comercial samario que vive doce meses de alta ocupación y apuesta por la sostenibilidad como sello de identidad.
Ubicado entre el aeropuerto Simón Bolívar y el corredor hotelero de Santa Marta, Zazué Plaza se ha consolidado como un referente en el turismo comercial del Caribe colombiano.
Con una ocupación constante durante todo el año, su fórmula combina el encanto natural del entorno con experiencias que van más allá de las compras.
Su directora, Silvia Quintero, lo define como “el lugar donde todos quieren estar”. No es una exageración: Zazué Plaza vibra cada día con conciertos, actividades, ferias, talleres y encuentros que mezclan el ocio con el contacto directo con la naturaleza, en un espacio que respira Caribe, modernidad y sostenibilidad.
Un espacio que no conoce la temporada baja
Zazué Plaza es uno de esos lugares donde el Caribe se siente en cada detalle. Su arquitectura abierta, su paisaje verde y su cercanía con el mar lo convierten en un punto de encuentro ideal para turistas, residentes y empresas que buscan experiencias auténticas.
La experiencia es tan importante como las compras, y la sostenibilidad está integrada de forma natural en cada rincón.
Conversamos con Silvia Quintero, quien explica cómo logran que cada día sea diferente en un entorno que no se detiene.
¿Qué es Zazué Plaza y qué tipo de público los visita con más frecuencia?
Zazué es el lugar donde todos quieren estar. Estamos en un punto privilegiado, cerca del aeropuerto y la zona hotelera, por eso tenemos temporada alta los doce meses del año.
Nuestro público es principalmente turista, aunque también recibimos residentes, pensionados y empresas multinacionales que se han instalado en la zona.
¿Cómo se planean las estrategias de mercadeo en un centro comercial con un público tan variado?
Nuestro objetivo es que cada día nuestros visitantes vivan una experiencia diferente. Siempre hay algo nuevo: actividades, promociones o eventos especiales.
Zazué es un centro comercial completamente amigable con la naturaleza. Tenemos una reserva natural, un caño que nos atraviesa y un jardín abierto al público. Esa conexión con el entorno hace que las experiencias sean más auténticas y memorables.
En los últimos años los centros comerciales han asumido un papel activo en temas ambientales. ¿Cómo ha sido esa experiencia para ustedes?
Gracias a nuestra infraestructura y a la ubicación estratégica, somos un centro comercial verde por naturaleza.
Fuimos el primer centro comercial piloto en el país en reabrir restaurantes tras la pandemia, precisamente por nuestras condiciones abiertas y sostenibles.
La sostenibilidad no es solo un discurso: es parte de nuestra identidad, de nuestra forma de operar y de relacionarnos con el entorno.
¿No resulta desgastante tener que generar experiencias nuevas todos los días?
No lo vemos como un desgaste, sino como una aventura. Todos los días son distintos: hoy puedes ganarte una noche en un hotel, mañana ser el cantante estrella del karaoke o participar en una dinámica sorpresa. La idea es que siempre haya algo que emocione, que conecte y que haga sonreír a quien nos visita.
¿Qué papel juega la data en su gestión comercial y de mercadeo?
En nuestro caso, la data no es lo más importante. Nuestro cliente no es el que regresa por acumulación o fidelización, sino el que llega, vive el momento y disfruta la experiencia.
Apostamos por la recordación emocional más que por la repetición de compra. Queremos que quien nos visite se lleve una historia, no solo una bolsa.
Si tuviera que definir Zazué Plaza en una sola frase, ¿cuál sería?
El lugar donde todos quieren estar.
Zazué Plaza no solo redefine el concepto de centro comercial, sino que le da un nuevo sentido: el de un espacio que celebra la vida al aire libre, la convivencia y la sostenibilidad.
En un mundo donde la rutina y la prisa marcan el paso, este oasis caribeño demuestra que la mejor estrategia de mercadeo sigue siendo simple: hacer que la gente quiera volver, no porque deba, sino porque se siente bien estando allí.