El diagnóstico puede generar sentimientos como miedo, ansiedad e incertidumbre
En Colombia, el 46 % de los hombres con cáncer de próstata no recibe ningún tipo de apoyo psicológico
El cáncer de próstata continúa siendo un problema de salud pública, al ser el más frecuente entre los hombres en Colombia, con 65.333 casos prevalentes, y el segundo que causa más muertes en el continente.
El diagnóstico de cáncer de próstata puede generar una profunda huella emocional y social, desencadenando sentimientos como miedo, ansiedad e incertidumbre.
Investigaciones muestran que uno de cada cinco hombres con esta patología experimenta estas emociones a largo plazo.
Además, los tratamientos pueden afectar la autoestima, generar una percepción de daño a la imagen propia y a la masculinidad, lo cual puede impactar seriamente en las relaciones interpersonales, la función sexual y la dinámica familiar.
Por eso, en mes para conmemorar el cáncer de próstata, la Corporación Luz Rosa y Bayer invitan a reflexionar no solo sobre su incidencia, sino también sobre el impacto psicológico y emocional que conlleva afrontar la enfermedad.
Ante este panorama, resulta importante promover un enfoque integral del tratamiento, que contemple no solo el abordaje médico, sino también el acompañamiento psicológico y el apoyo psicosocial.
La atención centrada en el paciente debe incluir espacios para la expresión emocional, el fortalecimiento de las redes de apoyo y la participación de la pareja y la familia en el proceso de adaptación a la enfermedad.
Esto es relevante, teniendo en cuenta que, en Colombia, el 46 % de los hombres con cáncer de próstata no reciben ningún tipo de apoyo psicológico.
¿La clave es el diagnóstico temprano?
Detectar el cáncer de próstata en sus primeras etapas aumenta las probabilidades de éxito y contribuye a mantener una mejor calidad de vida para el paciente, ya que permite acceder a tratamientos más efectivos y menos invasivos, lo que a su vez reduce la ansiedad y el miedo.
Adicionalmente, el diagnóstico y tratamiento oportunos permiten una supervivencia de hasta el 90 % a diez años.
Sin embargo, detectar la patología de manera oportuna continúa siendo un reto.
Por su carácter silencioso en las primeras etapas, la enfermedad suele diagnosticarse cuando las opciones de tratamiento y las tasas de supervivencia se reducen, ocasionando un impacto emocional más severo.
De hecho, cerca del 81 % de las muertes por cáncer de próstata ocurren en etapas avanzadas.
“Detectar este tipo de cáncer de manera oportuna, puede marcar la diferencia. Para ello, se requieren dos pruebas complementarias: el análisis del antígeno prostático específico (PSA) y el tacto rectal, las cuales están recomendadas a partir de los 50 años, o a los 40 si hay antecedentes familiares. Pero, en ocasiones, el miedo, la desinformación y los prejuicios culturales continúan siendo barreras significativas. Se estima que el 58 % de los hombres nunca se ha realizado estos exámenes, y un 17.9 % los evita por miedo o vergüenza”, expresó la doctora Liliana Torres, líder medica de oncología de Bayer.
Abordar el cáncer de próstata no se limita al diagnóstico y tratamiento, implica derribar estigmas, promover entornos seguros para hablar de salud masculina y garantizar un sistema de atención que escuche y acompañe al paciente en todas sus dimensiones: física, emocional y social.
De igual forma, comer saludable, mantener un peso adecuado, hacer ejercicio regularmente, dejar de fumar, disminuir el consumo de alcohol y acudir a chequeos médicos rutinarios son acciones concretas que pueden marcar la diferencia.
“En la detección temprana está el éxito de un tratamiento oportuno. Realizarse los exámenes a tiempo y mantener una rutina de autocuidado permite una detección rápida, lo que se traduce en un manejo terapéutico con mayores posibilidades de resultar efectivo y más años libres de progresión de la enfermedad”, afirmó Alejandra Toro, Fundadora de la Corporación Luz Rosa.
En este mes del cáncer de próstata, la invitación es clara: romper el silencio, acudir a los controles médicos, buscar apoyo psicológico cuando sea necesario y acompañar con empatía a quienes enfrentan esta enfermedad.