Se ha convertido en la enfermedad hepática más común
Hígado graso: un desastre metabólico
Dra. Nathalie Méndez
Médico Cirujana – USC – R.M. 760290-06
Especializada en Farmacología Vegetal
Directora médica de Lab. Jaquin de Francia
http://jaquindefrancia.es/
Abuso y mal uso de medicamentos, dietas altas en grasas saturadas y carbohidratos refinados, consumo crónico de alcohol, fumar, entre otros hábitos tóxicos; pueden generar problemas en el funcionamiento normal del hígado.
El hígado es el órgano sólido más grande del cuerpo humano, recibe aproximadamente 1.5 litros de sangre por minuto e interviene en tres funciones vitales: la depuración, la síntesis y el almacenamiento; interviene en el metabolismo de los azúcares, grasas y proteínas; recupera y transforma numerosos tóxicos para hacerlos inofensivos antes de eliminarlos, haciéndose vulnerable a un sin número de cargas de elementos nocivos que pueden destruir masivamente las células hepáticas.
El hígado graso se ha convertido en la enfermedad hepática más común en los países desarrollados, que abarca un espectro de condiciones patológicas que van desde un síndrome metabólico (Diabetes, dislipidemia, hipertensión y obesidad), hasta cirrosis y carcinoma ( cáncer) hepatocelular, trastornos que en la mayoría de los casos pueden cursar asintomáticos y su primer indicio puede ser un infarto agudo de miocardio, ceguera, cáncer, entre otras enfermedades crónico degenerativas de gran complejidad.
Teniendo en cuenta revisiones científicas actuales, activos fitoquímicos nutricionales como los FLAVONOLIGNANOS, extraídos de la sylimarina provenientes de la planta del Cardo mariano, activan enzimas hepáticas tipo GLUTATIÓN PEROXIDASA, antioxidante endógeno de la célula hepática que restaura su ADN celular, previene la cirrosis y el cáncer hepático, corrige el hígado graso y desintoxica el sistema linfático hepatocelular.
Prevenir o corregir el hígado graso, con dietas a base de alimentos crudos (frutas y verduras crudas), y antioxidantes naturales, son la mejor estrategia para el control del síndrome metabólico, regular los niveles de azúcar, disminuir el colesterol y los triglicéridos en sangre; además de prevenir el cáncer y la cirrosis hepática.
Un hígado tóxico tiene una repercusión multisistémica, debido a que puede manifestarse en piel con procesos inflamatorios como acné, dermatitis incluso la manifestación de hiperpigmentación cutánea (manchas) y envejecimiento temprano con líneas de expresión marcadas (arrugas) y deshidratación de la piel; otro órgano comprometido es el corazón debido a que la toxicidad del hígado y su acúmulo de grasa aumenta de manera significativa el colesterol malo (LDL) y los triglicéridos, predisponiendo con mayor facilidad al infarto cardiaco y accidente cerebral.
Otro riesgo que genera un hígado tóxico es el trastorno de metabolismo de azúcar debido a que el hígado influye en la función metabólica del páncreas aumentando el riesgo de Diabetes, la bilis segregada por la vesícula biliar es el mejor laxante de nuestro cuerpo, la carga tóxica del hígado afecta la producción de bilis, incluso facilita la formación de cálculos en la vesícula que generalmente requieren procedimiento quirúrgico, además de todas las implicaciones en la salud digestiva de las personas que lo padecen.
Es importante prestar atención al perímetro abdominal pues en mujeres debe ser inferior a 85 cm y en varones inferior a 95 cm, la grasa abdominal la llamamos grasa visceral que aumenta el riesgo de hígado graso y todo su trastorno metabólico. Mi recomendación como médica es realizar drenajes periódicos de hígado y frente a un trastorno metabólico iniciar un esquema hepatoprotector que ayude en cuadros de hepatotoxicidad con el Cardomariano estandarizado, una fórmula que cumple con estas características es el CARDOMARIN de Jaquin de Francia, el cual me ha permitido obtener muy buenos resultados clínicos con mis pacientes siendo la mejor manera de hacer medicina preventiva junto con modificaciones en los hábitos de alimentación.