La inteligencia artificial y otras plataformas digitales incorporan mensajes de prevención y salud mental. Una práctica que despierta preguntas sobre privacidad, cuidado y ética en la era digital
Inteligencia artificial y ayuda emocional: un enlace inesperado
Por: Rosa María Agudelo
Estaba trabajando en una nota sobre la historia de Tulio Recomienda, relatando las diferentes crisis que había enfrentado en su vida, cuando apareció un enlace a una línea de apoyo emocional justo antes de la transcripción que había pedido a la IA. Al principio pensé que era un error, así que le pregunté a la misma IA.
La explicación fue que estos enlaces aparecen porque, al mencionar temas como salud mental o emociones, el sistema activa un protocolo de seguridad para ofrecer recursos de apoyo, no porque interprete que uno esté en crisis.
El acción puede sorprender: ¿Cómo sabía la aplicación que podía ser útil ofrecer un canal de ayuda?
Esa escena revela una tendencia creciente en el mundo digital: las plataformas tecnológicas incorporan alertas preventivas y accesos directos a servicios de apoyo emocional.
Una decisión que combina buenas intenciones, prevención y también dilemas sobre privacidad y confianza.
La lógica detrás de la alerta
Estos enlaces forman parte de protocolos internacionales de prevención en entornos digitales. No significan que la máquina “sepa” cómo está una persona, sino que detectan palabras clave relacionadas con ansiedad, depresión, suicidio o crisis emocionales y, por precaución, ofrecen un recurso confiable.
En plataformas como Google, Instagram, TikTok y los sistemas de inteligencia artificial, si alguien busca información sobre autolesiones aparece de inmediato la línea de prevención del suicidio de su país.
Se trata de un modelo de cuidado preventivo: abrir una puerta en el momento oportuno. Aun cuando la mayoría de los usuarios no lo necesiten, para algunos puede convertirse en un primer contacto vital.
Salud mental digital: un desafío global
El contexto explica por qué estas medidas se han vuelto necesarias. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada ocho personas en el mundo vive con algún trastorno de salud mental. Tras la pandemia, los casos de ansiedad y depresión aumentaron cerca de un 25%.
Al mismo tiempo, las búsquedas relacionadas con bienestar emocional y terapia psicológica han crecido de manera sostenida en internet.
Muchas personas encuentran en chats, foros o redes sociales un espacio de desahogo, incluso antes de acudir a un profesional.
En ese panorama, un simple enlace que redirige a una línea de atención especializada se convierte en una herramienta poderosa.
Como señalan los psicólogos que tienen contenido digital, no reemplaza la atención médica, pero puede salvar vidas al conectar a alguien en crisis con apoyo inmediato.
Privacidad y debate ético
Sin embargo, la práctica no está exenta de polémica. Para algunos usuarios, la aparición de un enlace de ayuda puede sentirse como una intrusión: “¿Por qué una máquina interpreta lo que digo? ¿Hasta dónde pueden llegar los algoritmos en la lectura de mis emociones?”.
Los expertos en ética digital plantean preguntas necesarias:
- ¿Qué pasa si la alerta se activa en conversaciones cotidianas y sin riesgo real?
- ¿Hasta qué punto se analizan o se guardan los datos del usuario?
- ¿Cómo garantizar que la prevención no derive en vigilancia?
La respuesta apunta a la transparencia. Las plataformas deben explicar por qué aparece el mensaje, qué criterios lo disparan y cómo se protege la información personal.
El reto es lograr un equilibrio entre cuidado y respeto por la privacidad.
Voces expertas
De acuerdo con un informe de la Organización Mundial de la Salud de 2022, el 70% de los países incorporó estrategias digitales para apoyar la salud mental tras la pandemia, incluyendo recursos en línea y líneas de emergencia accesibles desde plataformas digitales.
La UNESCO, en un estudio de 2023 sobre ética de la inteligencia artificial, advierte que las herramientas de IA deben ofrecer ayuda como opción y no como etiqueta automática, para evitar estigmatizar al usuario y garantizar la autonomía.
El futuro de las alertas emocionales
La tendencia apunta hacia la inteligencia artificial emocional, capaz de reconocer no solo palabras, sino también tono de voz, pausas e incluso expresiones faciales en videollamadas. Esto abre oportunidades para detectar señales tempranas de angustia y ofrecer ayuda personalizada.
Pero también multiplica los dilemas. El nivel de interpretación que tendría la máquina plantea preguntas sobre autonomía y control.
¿Queremos que una IA reconozca nuestro estado de ánimo en todo momento?
Los especialistas en ética coinciden: el futuro de estas herramientas debe construirse con normas claras, transparencia en el uso de datos y un enfoque centrado en el bienestar humano.
Rosa María Agudelo Ayerbe – Directora del Diario Occidente. Periodista con más de 30 años de experiencia y especialista en transformación digital e inteligencia artificial aplicada a los medios.
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