Libromanía

A propósito de nada

viernes 16 de abril, 2021

Por: Rafael Araújo Gámez

WOODY ALLEN
Alianza Editorial.
439 páginas.

La autobiografía de Woody Allen es una gozada, como había de esperarse.

Pero hay que considerar varios aspectos y en este sentido se destaca el siempre bienvenido humor sardónico que despliega en toda la publicación y que hace que su lectura se vuelva no solamente agradable sino también interesante.

En el primer caso de todos es sabido, a través de sus películas, que en ellas Allen utiliza sus frases inteligentes cargadas de un ingenio que induce a la sonrisa y que nos pone a pensar.

Por otro lado, en su personal apertura escrita se va exculpando de las terribles acusaciones que le hizo su compañera Mia Farrow cuando lo incriminó de pederasta.

Estas dos consideraciones perfilan sus opiniones por lo que las afirmaciones anteriores descubren lo que el libro contiene y que lo convierten en un documento al que se puede llegar con y sin prejuicios.

Si nos atenemos a esto último, su lectura siempre será un viaje en el que nos recrearemos con lo que va contando desde su nacimiento, y con ello habla de sus padres, hasta su relación con la actriz.

De su madre dice: “Cuando años más tarde dije que se parecía a Groucho Marx, la gente pensaba que bromeaba. En sus últimos años, tuvo demencia y murió a los 96. Nunca perdió su capacidad de quejarse, que había elevado a una forma de arte.”

Su padre era más despreocupado. “Eres demasiado estúpido como para que te preocupe algo”, decía la madre.

Sus años de adolescente transcurren dentro de los cines, teatros, colegio y el jazz. Este ritmo lo marcó de tal manera que lo llevó a aprender a tocar el clarinete que a la postre conformó una orquesta con la que ofreció conciertos por Europa.

“En poco tiempo yo pasé a ser un aspirante a cómico, un aspirante a mago, un aspirante a jugador de béisbol y un aspirante a músico de jazz afroamericano. Sin tener oído.”

Del colegio: “Me gustaban las chicas. ¿Qué tenía que gustarme? ¿La tabla de multiplicar?”

Después de contarnos todo su periplo para convertirse en el director de cine que todos apreciamos pasa a hacer sus descargos en torno a las acusaciones de Mia Farrow.

Entre otras cosas expresa que a partir de ese momento su vida dio un vuelco terrible: gente que querría impedir que hiciera películas o libros, tiene problemas para financiar o estrenar sus proyectos, actores que profesaban su admiración ahora renuncian públicamente a él para no dañar sus carreras, y aparece en listas de predadores sexuales y violadores en serie.

Esta parte queda a consideración de los que lean el libro y saquen sus propias conclusiones.

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