Caídas, quemaduras e intoxicaciones son los incidentes más comunes
¡Cuidado con los accidentes caseros!
Los hogares, lugares que deberían ser sinónimo de seguridad, se convierten con frecuencia en el escenario de los accidentes más graves que sufren los niños.
Caídas, quemaduras e intoxicaciones encabezan las estadísticas de urgencias pediátricas en Colombia, especialmente durante los periodos de vacaciones o la semana de receso escolar, cuando los menores permanecen más tiempo en casa sin supervisión directa.
Así lo advierte Ángela María Peñaranda Saavedra, profesora del Programa de Terapia Ocupacional de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario, quien subraya que los accidentes domésticos que involucran a menores de edad tienden a incrementarse en determinadas épocas del año.
“Los niños son curiosos por naturaleza, y esa curiosidad debe acompañarse de entornos seguros y adultos atentos a su bienestar. La prevención es la mejor herramienta”, señala la experta.
Un riesgo silencioso en casa
Según cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el Ministerio de Salud y Protección Social, la mayoría de los accidentes que afectan a niños menores de diez años ocurren dentro del hogar.
El riesgo aumenta cuando los adultos están trabajando o realizando labores domésticas que reducen la supervisión constante.
En este contexto, las caídas desde camas, escaleras o balcones encabezan la lista de incidentes más frecuentes.
Le siguen las quemaduras por líquidos calientes, velas, hornillas o electrodomésticos; las intoxicaciones por medicamentos o productos de limpieza; los atragantamientos con alimentos o juguetes pequeños; y las descargas eléctricas por manipulación de enchufes o cables sueltos.
“Las viviendas no siempre están diseñadas pensando en la seguridad infantil. Los enchufes al alcance de los pequeños, los medicamentos sobre mesas bajas o las escaleras sin barandas son trampas cotidianas que pueden generar consecuencias graves”, explicó Peñaranda.
Supervisión, prevención y entornos seguros
La experta insiste en que la supervisión activa y la organización de espacios seguros son las estrategias más efectivas para evitar emergencias.
“Es fundamental mantener fuera del alcance de los niños los productos de limpieza, medicamentos y objetos cortopunzantes, además de instalar protectores en enchufes y barandas en balcones”, recomendó la terapeuta ocupacional.
Para los padres o cuidadores que deben trabajar durante la semana de receso, Peñaranda sugiere dejar a los menores al cuidado de un adulto responsable, establecer reglas claras de seguridad, habilitar zonas específicas de juego y mantener comunicación frecuente mediante llamadas o videollamadas.
Además, resalta la importancia de promover actividades estructuradas, como lectura, talleres, dibujo o deportes, que mantengan a los niños activos y concentrados en ambientes controlados.
Un problema de salud pública
De acuerdo con la OPS, los accidentes domésticos representan una de las principales causas de mortalidad y discapacidad infantil en América Latina.
En Colombia, los reportes hospitalarios indican que al menos el 40% de las urgencias pediátricas durante el año están asociadas a este tipo de incidentes.
Más allá del impacto físico, estas situaciones tienen consecuencias emocionales tanto para los niños como para las familias.
“Después de un accidente, los menores pueden desarrollar miedo, ansiedad o rechazo hacia ciertas actividades. Por eso, la intervención de terapeutas ocupacionales, psicólogos y pediatras es fundamental para garantizar una recuperación integral”, añadió la profesora de la Universidad del Rosario.
Educación y acompañamiento familiar
La prevención, según Peñaranda, debe empezar desde la infancia. “A los niños también hay que enseñarles sobre el riesgo, adaptando los mensajes a su edad. No se trata de generar miedo, sino conciencia: enseñarles que el fuego quema, que los medicamentos no son dulces y que no deben jugar cerca de los enchufes”, puntualiza.
Por ello, la experta hace un llamado a las instituciones educativas, los medios de comunicación y las entidades de salud a fortalecer las campañas de educación familiar.
La seguridad doméstica, dice, “no depende solo del instinto, sino de la información y la preparación”.
Un recordatorio para los adultos
En tiempos donde el teletrabajo y las múltiples responsabilidades del hogar pueden distraer la atención, el mensaje es claro: la seguridad de los niños no puede dejarse al azar.
Cada enchufe cubierto, cada puerta cerrada y cada mirada atenta son, en realidad, medidas de protección que salvan vidas.
“Los accidentes domésticos no son inevitables; son prevenibles. Y la prevención comienza en casa”, concluye Peñaranda.