Dos asteroides ponen en alerta a la Tierra

Las amenazas que vienen desde el cielo

Foto: Pixabay
jueves 26 de junio, 2025

El reciente descubrimiento del asteroide 2024 YR4, detectado el 27 de diciembre de 2024, cambia la perspectiva tradicional sobre los riesgos espaciales al desplazar la atención de una colisión directa con la Tierra hacia un posible impacto con la Luna en 2032.

Con un diámetro estimado de entre 53 y 67 metros, similar al del asteroide que causó el evento de Tunguska, este cuerpo celeste presenta una probabilidad del 4.3% de colisionar con el satélite natural, según los últimos datos del telescopio James Webb y análisis de la Nasa y la Agencia Espacial Europea.

El estudio liderado por el astrónomo Paul Wiegert advierte que un impacto de estas características podría generar un cráter de hasta un kilómetro de diámetro en la superficie lunar y expulsar millones de toneladas de escombros al espacio.

Se estima que hasta un 10% de estos fragmentos podrían alcanzar rápidamente el espacio cercano a la Tierra, lo que implicaría una lluvia densa de partículas peligrosas para los satélites en órbita baja terrestre, afectando su operatividad y longevidad.

Además, este escenario representa un riesgo creciente para misiones en órbita lunar y futuras operaciones en la superficie, como la estación Lunar Gateway.

Estos hallazgos marcan un avance crucial en la comprensión de los riesgos espaciales, al demostrar que los impactos indirectos —como la dispersión de escombros lunares hacia la órbita terrestre— también pueden poner en peligro infraestructuras críticas.

La investigación de Wiegert y su equipo, basada en la simulación de 10.000 trayectorias del asteroide, revela que 410 de ellas resultan en impactos lunares, y que la cantidad de material eyectado podría superar ampliamente el entorno natural de meteoros, incrementando el riesgo para los satélites y la navegación espacial.

El análisis de estos riesgos cobra especial relevancia en una era en la que la humanidad depende cada vez más de los satélites para la comunicación, navegación, observación climática y defensa.

Además, la expansión de la presencia humana en el espacio, con misiones como Artemis y la Lunar Gateway, subraya la urgencia de integrar el análisis de impactos indirectos en las estrategias de defensa planetaria y gestión del tráfico espacial.

Los investigadores advierten que futuras observaciones en 2028 serán determinantes para refinar la trayectoria de 2024 YR4 y evaluar el riesgo real de impacto lunar.

Muy cerca

Por otra parte, el asteroide Apophis, conocido como el “Dios del Caos”, representa otro foco de atención para la comunidad científica.

Con un diámetro de aproximadamente 370 metros, Apophis pasará el 13 de abril de 2029 a solo 31.600 kilómetros de la Tierra, una distancia diez veces menor que la que nos separa de la Luna.

Aunque en sus primeras observaciones se llegó a estimar una probabilidad de impacto del 2.7%, los estudios más recientes descartan cualquier riesgo de colisión en los próximos 100 años.

No obstante, la cercanía de Apophis permitirá observarlo a simple vista desde varias regiones del mundo, y su paso tan próximo servirá como un recordatorio de los riesgos potenciales que representan los objetos cercanos a la Tierra.

Si un asteroide de estas dimensiones impactara nuestro planeta, la energía liberada sería equivalente a 1.200 megatones, suficiente para causar daños catastróficos en cientos de kilómetros a la redonda.

Tanto el posible impacto lunar de 2024 YR4 como el paso cercano de Apophis en 2029 reafirman la necesidad de vigilancia permanente y estrategias de protección para la infraestructura espacial y la seguridad planetaria.

Un asteroide es un cuerpo celeste rocoso, más pequeño que un planeta enano que orbita alrededor del Sol y generalmente su tamaño no supera los mil kilómetros de diámetro y la mayoría se encuentra en el cinturón de asteroides, una región situada entre las órbitas de Marte y Júpiter.

Sin embargo, también existen asteroides en otras zonas del sistema solar, incluyendo trayectorias que cruzan la órbita de la Tierra o que comparten órbita con algunos planetas.

Estos objetos tienen formas irregulares.


Comments

Otras Noticias