Un nuevo visitante celeste desafía las expectativas astronómicas
C/2025 K1 (ATLAS): el cometa dorado que sobrevivió al Sol
Mientras el cometa 3I/ATLAS se pasea a la vista de todos por las vecindades de la tierra, otro cometa llamado C/2025 K1 (ATLAS) se ha acercado más discretamente, pero llamó la atención de los astrónomos porque se volvió de color dorado, algo inusual en este tipo de objetos celestes.
Ahora, C/2025 K1 (ATLAS) parece competir en llamar la atención con el 3I/ATLAS que sigue generando interrogantes por la forma anómala, distinta a los cometas tradicionales, y lleno de misterio porque proviene de fuera del sistema solar, lo que ha hecho pensar a muchos que se trataría de una nave espacial.
El cometa C/2025 K1 (ATLAS) fue descubierto por el Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System (ATLAS), un programa internacional con observatorios en Hawái, Chile y Sudáfrica que rastrea objetos potencialmente peligrosos para la Tierra.
Según los expertos, el 8 de octubre, C/2025 K1 alcanzó su perihelio, el punto más cercano al Sol, situándose a apenas 50 millones de kilómetros.
Ese paso extremo, cuatro veces más próximo que el de 3I/ATLAS, hizo pensar a los astrónomos que el cometa no sobreviviría al intenso calor solar y se desintegraría.
Sin embargo, contra todo pronóstico, reapareció semanas después con una larga cola de polvo y gas, y un resplandor dorado que no se había documentado en cometas recientes.
El tono
Es de anotar que, según la ciencia, los cometas suelen reflejar tonos blancos, verdes o azulados, producto de moléculas como el dicarbono o el monóxido de carbono ionizado.
Pero estudios preliminares del Lowell Observatory en Arizona, señalan que C/2025 K1 carece de esos compuestos carbonados, lo que explicaría la ausencia de verdes y la aparición de un brillo amarillento.
Los especialistas sospechan que el calor extremo del Sol podría haber modificado la proporción entre gas y polvo en su superficie, o provocado reacciones químicas inéditas que alteraron su composición.
Máximo acercamiento
Actualmente, el cometa se encuentra en la constelación de Leo, a unos 81 millones de kilómetros de la Tierra, y alcanzará su punto más cercano el 25 de noviembre, mucho antes que el máximo acercamiento del cometa 3I/ATLAS, previsto para el 19 de diciembre.
El acercamiento del nuevo visitante, tampoco representa peligro para la tierra.
Aunque con una magnitud aparente de 9, demasiado tenue para el ojo humano, podrá observarse con telescopios medianos o binoculares astronómicos antes del amanecer.
Más que un espectáculo visual, C/2025 K1 (ATLAS) se ha convertido en una ventana científica hacia los misterios de la radiación solar y la materia primigenia del Sistema Solar.