Ricardo Potes, tres décadas de un legado artístico

Lanzan documental “El trazo de una vida”

lunes 22 de diciembre, 2025

Luis Ángel Muñoz Zúñiga

Especial Diario occidente

Gran acogida hubo en el estreno del documental “Ricardo Potes 1953-1994 El trazo de una vida”, la noche del pasado miércoles 17 de diciembre en la Cinemateca del Museo La Tertulia.

Fue un acto póstumo de gratitud muy sincero por parte de su hijo Lino Potes, el otrora adolescente huérfano, que tres décadas después lo ofrece en honor a la memoria de su padre, con el apoyo de toda la familia, reivindicando su legado artístico.

Entre los asistentes, además de sus hermanos, su viuda Islena Villegas, su hijo Lino y su nieta, estuvieron los admiradores de la obra pictórica del artista caleño, coequiperos de proyectos, por ejemplo, León Octavio Osorno; otros que fueron sus alumnos, ex condiscípulos, sin faltar varios colegas suyos, por ejemplo, Perucho Mejía García y José Efraim Campo Hurtado.

Ricardo Potes innovó con novela y cuento gráfico, legó su historieta “Soldados”, novela gráfica basada en “La Casa Grande”, de Álvaro Cepeda Samudio, y también, “Pedro Navaja”, cuento gráfico basado en la canción social homónima de Rubén Blades. En pintura utilizó la técnica del carboncillo y colores sobre el lienzo.

Legado artístico

Ricardo Potes hizo parte de la triada cultural: él en el arte, Enrique Buenaventura en la dramaturgia y Andrés Caicedo en la literatura.

El miércoles, antes de iniciar la proyección, como reacción a la pregunta que hiciera el moderador sobre ¿qué recordaban de Ricardo Potes?; quienes lo conocieron, respondieron con adjetivos: pintor porra, persona amable, alegre, amigo incondicional, mamagallista, melómano y rumbero.

Precisamente, el baile uno de los temas de inspiración para su pintura. Así mismo, el deporte, los monstruos sociales, la belleza y el erotismo.

Miguel Gonzales, crítico de arte y curador del museo, en el documental señala que Ricardo Potes, “curiosamente siendo estudiante en 1972 participó en la convocatoria del Primer Salón de Arte Joven en el Museo La Tertulia y su obra fue seleccionada (…) Después, internacionalmente su propuesta logró mostrarse en California, México, Cuba, Cosa Rica, Puerto Rico y España”.

Con destino caleño

Los ascendientes de Ricardo Potes eran de Tuluá, tierra que dejaron huyendo de la violencia partidista, ocasionando que don Carlos Arturo Potes, con doña Alicia Vargas, sus progenitores, desde 1952 se residenciaron de arriendo en los barrios Bretaña y Junín, su padre dedicado a la docencia pública.

Aquí procrearon a sus seis hijos: Alicia, Isabel, Ricardo, Guillermo, María Teresa y Carlos Eduardo.

Esta circunstancia permitió que el futuro dibujante y pintor figurase en el inventario artístico caleño. Ricardo, “Rigo”, como cariñosamente lo llamaba su familia, estudio bachillerato en el Colegio de Santa Librada.

Un desafortunado golpe le obstaculizó emprender estudios profesionales superiores, pero le sacó a flote su vocación artística oculta; Ricardo aspiraba estudiar arquitectura, pero al no figurar en lista de admitidos en la Universidad del Valle, suerte que sí tuvo su hermano Guillermo inscrito en Ingeniería Química, lo llevó a buscar matricula en artes plásticas en el Instituto Departamental de Bellas Artes.

Juegos de niños

Guillermo Potes, hermano, entre sus juegos, declara en el documental queRicardo desde niño fue muy hábil en las artes, por ejemplo, él tallaba en madera carros y pistolas, con diseños tan perfectos y muy bonitos, que varios niños del vecindario en las navidades, preferían cambiarle los juguetes de cuerda y mecánicos de producción industrial, por figuras artesanales que en madera tallaba mi hermano”.

Padre y esposo ejemplar

Entre los pupitres y los talleres de Bellas Artes, Ricardo una tarde conoció a Islena Villegas, con quien muy pronto formó pareja, e instalaron su residencia alquilando un apartamento en el Edificio Venezolano.

Procrearon a Lino, su único hijo, quien materializó en él aquel sueño frustrado en su padre de llegar a ser arquitecto. “Ricardo, no sólo fue un padre cariñoso, un novio eterno de mi madre, sino mi héroe y mejor amigo, fue la persona que no me enseñaba valores, sino que con su ejemplo me los infundía. Además, los domingos en el estadio Pascual Guerrero, éramos dos compinches cuando jugaba el América, su Mechita”.

Ricardo Potes, además de artista, fue un gran melómano, especialmente oyente de la música de Tito Rodríguez, Roberto Roena y Richie Rey. Fue gran bailador de salsa y acudía preferencialmente al “Grill El Escondite”.

Valor documental

Antes de ingresar a la Cinemateca, los familiares, los amigos y el público en general hicieron un brindis en la plazoleta del Museo La Tertulia.

Ya en la sala, antes de la proyección, Lino Potes y Anthony Echeverri Díaz, agradecieron la presencia del público e hicieron un breve preámbulo explicativo sobre el documental.

Anthony Echeverri Díaz, curador de arte, y Víctor Hugo Torres, productor, posibilitaron el documentalRicardo Potes, el Trazo de una vida”, que del 27 al 29 de diciembre, en el Edificio Coltabaco, de 2:00 a 8:00 pm, en plena Feria de Cali, acompañará la exposición de 54 cuadros de la obra pictórica de Ricardo Potes.

Anthony Echeverri, participante entre quienes hacen la semblanza, además de destacar que él fue alumno de Ricardo Potes, estimó como gran valor fílmico del documental, el hecho que “muestra al artista homenajeado por su propio hijo Lino. Es un homenaje al artista por estar toda una vida dedicado a las artes y porque es un legado para las nuevas generaciones, acercándolas a estas vivencias reales”.

Historieta criolla

León Octavio Osorno, creador de “Balita”, amigo personal y también participante en el documental, recuerda “la vez que Ricardo Potes, en 1979, invitó a Diego Pombo, Felipe Ossa y mi persona, a que sacáramos adelante la revista Click, bajo su dirección perduró hasta 1986. En tiempos que la prensa publicaba sólo cuadernillos con series gráficas gringas o argentinas, pero todas importadas, Click fue pionera y promotora de la historieta criolla caleña”.

Amistad indeleble

Lino Potes, con el apoyo de sus familiares, coetáneamente que filmó el documental, también contrató la edición de un libro empastado, de lujo y que condensa mediante fotografías la obra de Ricardo Potes, para entregarlo a los familiares, los amigos y sus más allegados.

Los escogidos lo recibieron como un gesto afectuoso:León Octavio: recibe este libro con el cariño y la gratitud que nacen de la memoria y del afecto profundo. Junto a mi padre, fuiste guía, apoyo y faro para muchos jóvenes artistas en Cali y en Colombia. Mi respeto y admiración, hoy y siempre, Lino Potes 17/ 12/ 25”.


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