¿Qué es el tiempo líquido?

Esta es la razón de por qué sentimos que los días pasan más rápido

Foto: IA
miércoles 20 de agosto, 2025

¿Recuerdas cuando eras niño y las vacaciones parecían eternas? Ahora, de adulto, los años vuelan como un parpadeo. No es solo una sensación nostálgica: la ciencia confirma que nuestra percepción del tiempo cambia a lo largo de la vida.

Y aunque los relojes marquen siempre 24 horas, lo que sentimos es mucho más relativo.

El reloj biológico de la percepción

Una explicación proviene de la neurociencia. Nuestro cerebro mide el tiempo en función de la cantidad de experiencias nuevas que procesa.

De niños, todo es descubrimiento: la primera vez que montamos bicicleta, el primer día de colegio, los primeros amigos. Cada novedad crea recuerdos frescos que expanden la sensación de duración.

En la adultez, en cambio, la rutina domina: despertador, trabajo, reuniones, las mismas calles de siempre. Con menos novedades, el cerebro “comprime” los recuerdos y la vida se siente más corta.

Experimentos reveladores

Investigadores en Alemania pidieron a voluntarios que observaran una pantalla mientras se insertaban estímulos visuales repetitivos y, en ocasiones, inesperados.

Descubrieron que cuando había un cambio, el cerebro registraba más tiempo. En otras palabras: la sorpresa estira los segundos.

Esto explica por qué un viaje a un lugar desconocido parece más largo que una semana de oficina, aunque ambos tengan idénticas horas.

Factores emocionales

El estrés y la ansiedad también distorsionan el tiempo. Un minuto esperando el resultado de un examen médico puede sentirse eterno, mientras que una hora en una fiesta divertida parece desvanecerse. Los estados emocionales actúan como lupas o espejos que dilatan o encogen la experiencia temporal.

¿Se puede “ralentizar” la vida?

La buena noticia es que sí. Practicar la atención plena (mindfulness), buscar actividades nuevas, aprender un idioma o viajar son estrategias comprobadas para expandir nuestra percepción del tiempo.

Al forzar al cerebro a registrar novedades, los días se vuelven más memorables y, por tanto, más largos subjetivamente.

Filosofía del tiempo líquido

El sociólogo Zygmunt Bauman habló de la “modernidad líquida”, donde nada es estable y todo se consume rápidamente, incluido nuestro tiempo.

En esa lógica, la prisa se convierte en norma y la vida se escapa sin darnos cuenta. Frente a ello, recuperar la capacidad de “habitar” el presente es un acto de resistencia cultural.

Una invitación final

La sensación de que los años pasan más rápido no es inevitable condena. Depende de cómo los llenemos. Si nos atrevemos a romper rutinas, a redescubrir lo cotidiano y a darle espacio a la contemplación, podremos recuperar la magia de los días largos que creíamos perdidos.

Quizás no podamos detener el reloj, pero sí podemos hacer que cada minuto pese más.

*Este artículo fue elaborado por un periodista del Diario Occidente usando herramientas de inteligencia artificial.


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