Una obra liderada por la Fundación Club Campestre
“Cada árbol sembrado es una promesa de agua y de vida para Cali”
En el corazón verde del sur de Cali, la Fundación Club Campestre celebra un hito ambiental que trasciende cifras: 265.000 árboles sembrados en las cuencas del río Meléndez, el Lili y Cañaveralejo, tres fuentes vitales que nutren el equilibrio hídrico y la biodiversidad del Valle del Cauca.
Juliana Maya Zuluaga, directora ejecutiva de la Fundación, explica cómo esta iniciativa —que combina restauración ecológica, educación ambiental y trabajo comunitario— se ha convertido en un ejemplo de sostenibilidad urbana con resultados tangibles para toda la ciudad.
¿Qué representa esta jornada de siembra para la Fundación?
Hoy celebramos la siembra de 20.000 árboles en la cuenca del río Lili, que se suman a los 245.000 que ya habíamos sembrado en la cuenca del río Meléndez.
En total, hemos alcanzado 265.000 árboles en el territorio que abarca las cuencas de Meléndez, Lili y Cañaveralejo, que juntas conforman un mismo sistema hídrico.
Este logro no es solo una cifra: es una forma de garantizar agua, sombra, oxígeno y equilibrio para las generaciones futuras.
Muchas veces se habla del árbol como símbolo de vida, pero aquí hemos podido ver los resultados concretos.
Los ríos hoy mantienen mejor su caudal incluso en épocas de sequía, y en temporada de lluvias se reducen los desbordamientos y los deslizamientos, porque el terreno está más firme y las raíces ayudan a retener el suelo y filtrar el agua.
¿Qué otros beneficios ambientales y sociales genera este proceso?
Los árboles aportan múltiples beneficios: absorben CO₂, mejoran la calidad del agua, regulan el clima y sostienen los ecosistemas locales.
Pero este proyecto también tiene un fuerte componente social: apoyamos a las comunidades rurales que viven en las zonas de siembra con programas de emprendimiento y educación ambiental, para que puedan alcanzar una sostenibilidad económica y ambiental a largo plazo.
Queremos que los habitantes de estos territorios sean guardianes de los bosques. Por eso trabajamos con niños, jóvenes y adultos para enseñarles la importancia de cuidar lo que nos rodea.
La educación ambiental es clave: el cambio climático ya nos está afectando, y todos podemos contribuir desde acciones concretas como esta.
¿En qué zonas se concentran las siembras?
Principalmente en Villacarmelo, donde nace el río Meléndez, y en La Buitrera, que es otro corregimiento rural y donde se encuentra el afluente del río Lili.
Estas zonas son fundamentales para la conservación del recurso hídrico y la biodiversidad de Cali, y su restauración ayuda a mejorar directamente el equilibrio del ecosistema urbano.
¿Cómo se garantiza el cuidado de los árboles después de sembrarlos?
Contamos con una alianza muy sólida con la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), que nos apoya en la entrega de especies nativas y en el acompañamiento técnico.
Nosotros hacemos la selección de los predios, verificamos que sean aptos para la siembra y contratamos mano de obra local, lo que también genera empleo en la comunidad.
El mantenimiento se realiza durante los dos primeros años, hasta que los árboles logran sostenerse por sí mismos.
Gracias a ese trabajo conjunto, hemos alcanzado una tasa de supervivencia superior al 80%, una cifra muy destacada en este tipo de programas de restauración.
¿De dónde surge la iniciativa y cómo se ha sostenido en el tiempo?
Es una iniciativa de la Fundación Club Campestre de Cali, que lidera el proyecto y convoca a diferentes actores públicos y privados a sumarse.
Llevamos varios años sembrando y haciendo seguimiento continuo. Cerramos este año con 265.000 árboles y ya estamos proyectando una nueva meta de 40.000 árboles adicionales para 2026, con los que esperamos alcanzar los 300.000 árboles sembrados.
Más allá de las cifras, lo importante es que estamos construyendo una cultura ambiental que involucra a las comunidades, las empresas y a los ciudadanos. Cada árbol sembrado es una promesa de agua y de vida para Cali.