Ópera prima de Flora Martínez

Itzia, tango y cacao

lunes 20 de noviembre, 2023

Luis Ángel Muñoz Zúñiga
Especial Diario Occidente

Flora Martínez, con su ópera prima, “Itzia, tango y cacao”, que se estrenó el pasado 26 de octubre en las salas de Cine Colombia, Cinépolis y algunas independientes, debutó como directora e innovó el cine colombiano. Los cinéfilos que ya la conocían como actriz de telenovelas, actuando en el teatro y como personaje principal en el filme “Rosario Tijeras”, 2005, del director Emilio Maille, ahora le pueden admirar su primera experiencia como directora y la manera como asumió el difícil reto. Su primera película puede clasificarse como “cine arte” y se trata de un drama que cuenta una historia sobre la otra cara de la desprestigiada Colombia, cuya imagen negativa era afianzada por comedias frívolas y filmes monotemáticos de violencia y narcotráfico. “Itzia, tango y cacao”, enaltece: los paisajes con territorios en paz, los colombianos trabajadores, los productos agrícolas emblemáticos, la comunidad de sordomudos, las costumbres nacionales, las historias sublimes de amor, la música continental latinoamericana y el feliz reencuentro entre padre e hija.

Mirada al sur

“Itzia, tango y cacao”, narra la historia de una niña sordomuda que al subir con otros chiquillos a jugar en un camión estacionado en Zipaquirá y no escuchar el motor que anunciaba el arranque del vehículo, únicamente ella no logra bajarse a tiempo y el motorista la descubre en San Vicente de Chucurí. Entonces, Itzia, es adoptada y criada por el camionero. Pero cada vez que su padre natural en la distancia toca el bandoneón, durante treinta y cuatro años que decidió quedarse en Zipaquirá con la esperanza de algún día encontrar a su hija, Itzia escucha los sonidos tristes de los tangos. Los vecinos empiezan a considerarla loca cuando ella camina como sonámbula tras fijar su mirada atenta en el firmamento con la seguridad de que los sonidos provienen del sur.

Guion con historias de amor

El padre de Itzia inicia una relación de amante con una mujer adulta, atormentada por la soledad, cada cual vive aparte y, que sin embargo, ella no lo secunda cuando él le propone irse juntos a Argentina. Con la llegada de un actor afrodescendiente de televisión a San Vicente de Chucurí, se empieza un romance entre la hermosa Itzia, que se había peleado con su novio, y el visitante. El actor tuvo que abandonar el pueblo porque debía cumplir en Bogotá con su contrato de personaje en una película. El padre putativo de Itzia, fallece. Tras la insistencia de figura protectora, ella vuelve con su antiguo novio del pueblo, pero es una relación incompatible y difícil. El actor regresa a San Vicente de Chucuri, se informa de la nueva situación de Itzia, y al no encontrarla libre abandona definitivamente el pueblo. Un día ella decide abandonar a San Vicente de Chucurí y guiarse por el destino que propiciaría su reencuentro con su padre en la plaza de Zipaquirá.

Créditos y reparto

Directora: Flora Martínez

Casting: Flora Martínez

Guion y música: José Reinoso

Actores: Flora Martínez, Patricia Ércole, Julián Díaz, Marcelo Mercadante.

Productor: Luis Alberto Hernández

Festivales y premios

Antes de la premier en la Catedral de Sal en Zipaquirá, la película había participado en varios festivales y obtenido igual número de reconocimientos: el Power Screen Film festival London, donde obtuvo premios a la mejor musicalización; en European Cinematography Award, donde ganó las categorías de Mejor Película y Mejor Actriz; en India Newada Internacional Film donde fue seleccionada como la Mejor Película.

Lectura audiovisual

“Itzia, tango y cacao”, con su guion demuestra que la riqueza agrícola de nuestro país no sólo estaba representada en el café, sino también por el cacao, que es un producto sabroso y emblemático de paz. Por eso una de las locaciones de la historia se ubica en el municipio de San Vicente de Chucurí, que hace seis décadas fue cuna del Ejército de Liberación Nacional y había sido invadido por los cultivos ilícitos y la violencia. Pero sus campesinos decidieron relevarlos y cultivar cacao, para volver a gozar de la convivencia en paz. La otra locación está ubicada en Zipaquirá, lugar donde se formaron escritores, por ejemplo, Gabriel García Márquez y otras personalidades. La música, que en el cine generalmente es producida por bandas sonoras, en “Itzia, tango y cacao”, está emitida por los sonidos tristes de un bandoneón, que además, es hilo conductor en la narración. Exceptuando a Flora Martínez, Patricia Ercole, Julián Díaz y, el artista invitado Marcelo Mercadante, la película se filmó con la participación de actores naturales. Algo particular es que Flora Martínez, al tiempo que protagoniza el ciento por ciento de las escenas, simultáneamente dirigió la película. “Itzia, tango y cacao” es un proyecto cinematográfico que fue posible tras contar con el apoyo económico de algunas marcas y de varios establecimientos comerciales o turísticos de la región.

Puesta en escena

El argumento de “Itzia, tango y cacao”, es una historia original, contada mediante el guion de José Reinoso, cuyo personaje principal visibiliza los problemas de los sordos mudos y, el colectivo de actores, el trabajo de los cacaoteros de la región. Su puesta en escena y rodaje son captados por varias cámaras dispuestas desde distintos encuadres para la construcción de los planos en ambientes naturales representados en paisajes de las fincas, las calles empedradas, las casas coloniales y los lugares públicos de costumbres pueblerinas. La edición es impecable y está sustanciada por imágenes con buena iluminación, calidad de los colores y nitidez de los sonidos.

Narración y bandoneón

El ritmo narrativo establece una perfecta sinergia de la cotidianidad de las comunidades que gozan de paz en los municipios pequeños de nuestra geografía. El papel que cumpliría una banda sonora es asumido por el bandoneón, que además de hacerle un fondo musical a las escenas, cumple con triple función: darle sonoridad a la proyección, hilo conductor narrativo y de instrumento icónico que impregna de realismo mágico la historia. Además de contextualizar continentalmente la historia, rinde homenaje a Medellín, ciudad erigida desde 1935 como la capital del tango en Colombia. El guion visibiliza a la comunidad de los sordos mudos y le quita barreras al amor, las relaciones sociales y las fusiones interétnicas.

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