Salazar y García, embajadores de la cultura payanes
Kaws, cuerpos danzantes y territorios vivos
Luis Ángel Muñoz Zúñiga
Especial Diario Occidente
Cristian Hernando Salazar Sánchez y Walter José García, hoy son nuestros invitados a la página de Cultura de Diario Occidente, dos jóvenes artistas payaneses que asumen el papel de embajadores culturales de su patria chica en Santiago de Cali y Medellín.
De manera simultánea continúan cultivando proyectos artísticos en su ciudad natal y organizan intercambios entre las tres ciudades. Ellos se refieren a Kaws, su reciente obra de danza contemporánea.
Cristian Salazar Sánchez
Cristian Hernando Salazar Sánchez nació en Popayán hace treinta años. Desde temprana edad participa en agrupaciones de danza folclórica de Popayán, representando a su ciudad natal en múltiples encuentros de artistas y festivales folclóricos de Colombia, igualmente en eventos internacionales de México, Perú y Chile.
Maestro en Artes Plásticas egresado de la Universidad del Cauca y actualmente adelanta el pregrado Maestro en Danza y Performance en la Universidad de San Buenaventura de Cali.
Como artista plástico y del performance, este año participó en la Primera Exposición Colectiva de Artes Plásticas ASCUN Cultura Nodo Occidente 2025.
En 2024, en la Tercera Versión de la Exposición de Artes Visuales de La Biblioteca Departamental del Valle, organizado por la Fundación CM Estudios.
Otra de sus pasiones es la actuación escénica, haciendo parte de producciones de teatro musical y coreógrafo en montajes de danza.
Coordinó el componente académico, igual que, la programación descentralizada del Encuentro Nacional e Internacional de Danza Folclórica Mercedes Montaño 2024-25.
Walter José García
Walter José García, nació en Popayán hace treinta años. Es Licenciado en Danza de la Universidad de Antioquia, cantante y productor escénico.
Actualmente dirige en Medellín el Proyecto Cultural “La Sastrería Danza”. Además es co-fundador de la Escuela de Teatro Musical Neverland en la ciudad de Medellín. También tiene formación en técnica vocal y música.
Desde sus primeros años de vida, se involucró en el mundo de la danza, haciendo parte de agrupaciones de danza folclórica en Popayán.
Ha representado a Colombia en varios encuentros internacionales en México y Perú. Es gestor cultural y formador en experiencias artísticas en varias poblaciones antioqueñas.
¿Profetas en vuestra tierra?
Al salir de Popayán desafiamos el adagio contrario de que nadie es profeta. Sí seguimos siendo profetas, más que con palabras, lo somos con el cuerpo.
Nacimos en la “Ciudad Blanca“, hijos del silencio colonial, de los conflictos sociales y un día tomamos la difícil decisión de partir.
Nuestras brújulas apuntaron hacia el norte y el sur: Cali y Medellín, urbes vibrantes que nos ofrecieron la academia, la técnica y la formación profesional en danza, un sueño que siempre anhelábamos.
Estudiamos en universidades de otras ciudades, nos presentamos en escenarios metropolitanos, pero jamás olvidamos el llamado ancestral. Siempre volveremos a Popayán como residentes artísticos, jamás como visitantes.
¿Residentes artísticos?
Para el espectador desprevenido, una residencia en danza podría sonar a un simple retiro para ensayar coreografías. Pero para nosotros, este espacio es un laboratorio antropológico.
Una residencia artística es un paréntesis en el tiempo, un refugio creativo que permite a los artistas sumergirse en una investigación profunda sin las presiones de la producción comercial. La residencia funciona como un puente de retorno.
Nos permite llevar a Popayán el bagaje técnico que adquirimos, tanto la efervescencia cultural de Cali, como la disciplina escénica de Medellín. Cada vez lo ponemos en diálogo con el suelo que nos vio nacer.
¿Qué es Kaws?
Kaws es nuestra reciente obra de danza contemporánea que inicio su proceso creativo aprovechando una residencia artística que buscaba explorar la colectividad como una fuerza vital capaz de construir tejido comunitario, social, histórico, político y ancestral.
Esta propuesta se centra en el cuerpo caucano, entendido como un territorio vivo, atravesado por memorias, conflictos, lenguajes y creencias en constante transformación.
Kaws se presentó en el Teatro “Guillermo Valencia“, como función de gala del XIV Festival América Danza Teatro 2025 y hace días en la Feria Popayán Ciudad Libro.
La obra se ensayó y presentó, gracias al trabajo colaborativo entre el Grupo Artístico Nuestra Tierra de Popayán y el Colectivo Sastrería Danza, Interdisciplinar de Artes Escénicas de Medellín.
¿Proceso creativo?
El proceso creativo fue resultado de un proceso colaborativo que lideramos, combinamos la investigación corporal, la dramaturgia del movimiento y la memoria colectiva.
Abrimos la convocatoria que fue acogida por setenta artistas del común, de lo cotidiano, seleccionamos treinta 30, que estuvieron muy interesados en la técnica del cuerpo y en las dinámicas escénicas relacionadas con la exploración del movimiento y sus formas de expandirse. Contamos con el apoyo de Gustavo Feris Perdomo, director del Grupo Artístico Nuestra Tierra.
¿Por qué es memoria?
“Kaws” se concibe como un espacio de investigación corporal y escénica que indaga sobre las tensiones entre lo ancestral y lo contemporáneo, lo individual y lo colectivo, lo sagrado y lo político.
En su dramaturgia, el cuerpo no es solo un vehículo expresivo, sino un territorio en disputa, un espacio de encuentro y resistencia que dialoga con el pasado para proyectar nuevas formas de estar y convivir.
¿Subjetividades confluyentes?
La obra parte de la idea de que las subjetividades caucanas emergen como redes de afectos y memorias, semejantes a un miselio subterráneo, parecido a la reproducción de los hongos, sostiene y re articula la identidad cultural y social de la región.
A través del movimiento, la danza se convierte en un lenguaje que visibiliza estas capas de historia, dolor y esperanza que atraviesan el cuerpo colectivo.
¿Fundamentación de la obra?
Kaws es danza contemporánea concebida como un ritual escénico que articula la fuerza de lo ancestral con la potencia del presente.
Su nombre lo explica la lengua namtrik de la comunidad Misak. Esta propuesta nace del interés por dar voz a los cuerpos del Cauca, marcados por historias del conflicto y la diversidad cultural.
Pero también es resiliencia y capacidad de reinventarnos colectivamente. La concebimos como una propuesta itinerante que busca promover la exploración del movimiento a través de conceptos como el territorio, sus marcas, memorias e historia, abordados desde el cuerpo.
Parte de la idea de que todos y todas pueden investigarse a sí mismos desde allí, por lo que la obra puede trasladarse a cualquier lugar donde la comunidad piense, construya y se pregunte sobre su identidad.
Cuando ya tuvimos la idea y la claridad de la escena, seleccionamos los elementos técnicos: improvisación, juegos, movimientos, laboratorios en el espacio, actitudes y calidades personales de los participantes.