Un proceso químico
La ciencia detrás del olor a muerte: ¿lo llegaste a sentir alguna vez?
El olor a muerte es un fenómeno que, además de ser identificable, despierta una curiosidad científica por los procesos biológicos que lo causan.
Al fallecer una persona, su cuerpo pasa por una serie de cambios complejos que provocan la liberación de gases y compuestos químicos responsables de este olor característico.
Esta mezcla de olores, que resulta de la actividad de bacterias y compuestos volátiles, es un proceso natural en el ciclo biológico.
¿Qué causa el olor a muerte?
El proceso comienza inmediatamente después de la muerte, cuando el cuerpo humano deja de regular sus sistemas.
Al cesar el flujo sanguíneo y el suministro de oxígeno, las células empiezan a morir y se produce una autolisis, un proceso en el que las enzimas de las células descomponen las membranas celulares.
Esto marca el inicio de la liberación de compuestos que, al mezclarse con la actividad de las bacterias, originan el olor a muerte.
La descomposición implica varias fases, y el olor se intensifica en cada una.
Durante la etapa inicial, conocida como rigor mortis, el cuerpo se endurece; luego pasa a la fase de putrefacción, en la que bacterias y microorganismos proliferan y consumen tejidos blandos, generando compuestos volátiles que son responsables del olor.
Estos gases son ricos en azufre y contienen aminas, dos elementos que contribuyen a la mezcla particular de olores de la descomposición.
Compuestos volátiles: los causantes del olor
El olor a muerte está compuesto por diversas sustancias químicas que incluyen la putrescina, la cadaverina, el sulfuro de hidrógeno, el metano y el amoníaco.
Estos compuestos volátiles son productos derivados de la descomposición de proteínas y aminoácidos en el cuerpo humano.
La putrescina y la cadaverina, en particular, se forman por la descomposición de aminoácidos como la lisina y la ornitina, y ambos tienen un olor fuerte, penetrante y desagradable.
El sulfuro de hidrógeno, por su parte, es otro compuesto volátil que contribuye al olor característico de la descomposición, ya que posee un fuerte olor a huevos podridos.
La liberación de estos compuestos se acelera con la acción de las bacterias anaerobias, organismos que no necesitan oxígeno para su metabolismo y que proliferan rápidamente tras la muerte.
En conjunto, todos estos compuestos forman una mezcla volátil que define el olor a muerte y facilita su identificación en ambientes de descomposición.
Las bacterias y su rol en la descomposición
Las bacterias juegan un papel crucial en la descomposición humana. Durante la vida, estas bacterias cumplen funciones específicas y mantienen una relación simbiótica con el cuerpo.
Sin embargo, al fallecer, el sistema inmunológico deja de controlar su actividad, lo que permite a las bacterias proliferar sin restricciones.
Las bacterias anaerobias, que predominan en zonas como el intestino, son las primeras en activar el proceso de putrefacción.
Estas bacterias empiezan a consumir los tejidos y, al hacerlo, liberan gases y líquidos que contribuyen al olor.
La putrefacción también está influida por factores externos, como la temperatura, la humedad y la presencia de oxígeno.
En climas cálidos y húmedos, la descomposición avanza rápidamente, lo que intensifica el olor.
En cambio, en ambientes fríos o secos, el proceso es más lento y el olor tarda más en volverse perceptible.
Sin embargo, en cualquier entorno, la descomposición es inevitable y, con ella, la generación del característico olor a muerte.
Detectores naturales: animales entrenados y el olor a muerte
Mientras que los humanos pueden percibir el olor a muerte, ciertos animales, como los perros de búsqueda, pueden detectar este olor en etapas muy tempranas.
Los perros de rescate entrenados aprovechan su agudo sentido del olfato para identificar compuestos específicos en los cuerpos en descomposición, lo que los convierte en aliados en labores de rescate y búsqueda de personas fallecidas.
Su capacidad para detectar el olor a muerte en ambientes difíciles, como áreas boscosas o bajo escombros, ha resultado invaluable en investigaciones y operaciones de rescate.
*Este artículo fue elaborado por un periodista del Diario Occidente usando herramientas de inteligencia artificial.