Recuperando el estado de conciencia

La generación de cristal no se rompe: está aprendiendo a decir basta

Foto: Pexels
martes 1 de julio, 2025

Los llaman frágiles. Hipersensibles. Exagerados. Pero lo que muchos critican como “debilidad” en los jóvenes de hoy, en realidad es un acto de valentía: ponerle límite al maltrato normalizado por generaciones.

“Generación de cristal” es el término que se ha popularizado para referirse a quienes no toleran comentarios homofóbicos, bromas hirientes, jefes autoritarios, relaciones tóxicas o cargas emocionales disfrazadas de responsabilidad.

Pero, ¿y si no es fragilidad, sino conciencia? ¿Y si por fin estamos presenciando una generación que prefiere incomodar antes que aguantarse lo que no le corresponde?

El apodo nació como burla. Pero la realidad es que esta generación —jóvenes entre los 18 y los 35 años— está cambiando el paradigma.

Se cuestionan la salud mental, el sistema laboral, los mandatos de género, la violencia disfrazada de tradición. Hablan, lloran, se hartan.

Y no piden permiso para hacerlo.

Antes, quejarse era mal visto. Hoy, se nombra. Antes, el abuso se callaba.

Hoy, se denuncia. Antes, se priorizaba el deber. Hoy, el bienestar.

Sí, esta generación renuncia más, cambia más, rompe más.

Pero también escucha más, se cuida más, exige más humanidad.

Lo que para muchos adultos es “flojera” o “hipersensibilidad”, es en realidad un grito generacional: “no quiero vivir como vivieron ustedes, si eso me rompe por dentro.”

Esta generación habla de ansiedad con naturalidad. Hace terapia sin vergüenza.

Se aleja de relaciones familiares que hieren. Dice “no quiero ser madre” sin culpa.

No es egoísmo: es sanación generacional. Y eso, aunque moleste a muchos, es una forma de evolución.

¿Tienen excesos? Sí. ¿A veces generalizan o se cierran? También.

Pero ¿qué generación no ha sido extrema mientras encuentra su voz?

Lo que están haciendo es limpiar el terreno para una forma más consciente de existir. Y eso nunca es cómodo.

En vez de burlarse, habría que mirar con respeto. Porque no se necesita fuerza para aguantar lo injusto.

Se necesita coraje para decir: ya no más. La generación de cristal no se rompe. Lo que está rompiendo son los moldes que ya no sirven.

Este artículo fue elaborado por un periodista del Diario Occidente usando herramientas de inteligencia artificial.


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