Personas con necesidad de aprobación
Mentiras en redes: cómo se fabrican vidas perfectas sólo para ganar likes
Las redes sociales se convirtieron en una vitrina donde la felicidad parece ser permanente. Sonrisas perfectas, viajes constantes, cuerpos moldeados sin esfuerzo y momentos inolvidables aparecen una y otra vez en los feeds.
Pero detrás de esas imágenes suele haber una construcción minuciosa: planificación del escenario, edición detallada, repetición de tomas y una narrativa visual diseñada para que la vida parezca impecable.
Este fenómeno está impulsado por la necesidad de aprobación digital. Los “me gusta” y los comentarios se han vuelto la medida de validación personal.
Cuando una publicación recibe más interacción, la plataforma la muestra a más usuarios y, a cambio, quien publica siente una recompensa emocional que refuerza la conducta. Esa dinámica alimenta la presión por mostrarse perfecto.
Cómo se construye una vida irreal
Detrás de muchas cuentas populares hay una especie de guion visual. Antes de tomar una foto se escogen cuidadosamente la ropa, el fondo, el ángulo y la iluminación.
Luego llega el proceso de edición: filtros que suavizan la piel, apps que afilan el rostro, herramientas que hacen desaparecer arrugas y ojeras, hasta llegar a programas que pueden modificar totalmente el cuerpo.
En los últimos años, la inteligencia artificial amplificó este fenómeno permitiendo crear imágenes hiperrealistas que nunca ocurrieron en la vida real.
A eso se suma la selección estratégica de momentos. Casi nunca se muestran días rutinarios, aburridos o difíciles.
La narrativa visual solo elige lo excepcional: viajes, celebraciones, logros. El resultado es una historia incompleta, pero presentada como cotidiana.
El algoritmo que premia la ilusión
Las plataformas no solo muestran lo que publicamos: también jerarquizan lo que creen que debe ser visto. Los algoritmos favorecen contenido emocional, aspiracional y visualmente atractivo porque retiene más tiempo a los usuarios.
Eso significa que las imágenes más producidas, más pulidas y más intensas son las que tienen mayor probabilidad de aparecer primero.
Esta dinámica crea una burbuja en la que la vida perfecta se normaliza, y lo imperfecto desaparece. Cuando lo único que se ve es éxito, belleza y felicidad permanente, se genera una percepción distorsionada de lo que es la vida real.
El impacto psicológico
Compararse constantemente con vidas idealizadas puede producir desgaste emocional. Diversos estudios psicológicos relacionan el consumo intenso de imágenes aspiracionales con disminución de la autoestima, ansiedad, distorsión de la imagen corporal y sensación de insuficiencia.
La comparación social se vuelve automática: “¿Por qué ellos sí pueden y yo no?”. La mente olvida que lo que se ve es solo una parte de la historia.
En adolescentes y jóvenes adultos, este impacto es aún mayor. Se trata de etapas en las que la identidad está en construcción y la necesidad de aprobación social es más intensa.
Si la validación depende de la imagen que se proyecta, cualquier imperfección se puede sentir como un fracaso.
Cómo reconocer una vida fabricada
- Fotos siempre tomadas en el mismo estilo estético, fondo o iluminación muy calculados.
- Imágenes sin rastro de espontaneidad o errores naturales.
- Discursos que prometen bienestar total sin mostrar esfuerzo, proceso o dificultades.
- Cambios repentinos en la apariencia física que coinciden con tendencias y filtros populares.
- Cómo proteger tu bienestar digital.
- Limita el tiempo de consumo en redes para reducir la comparación automática.
- Sigue cuentas que muestren procesos, no solo resultados.
- Pregúntate antes de publicar: ¿quiero compartir o quiero ser validado?
- Recuerda que lo cotidiano también tiene valor, aunque no reciba likes.
La clave no está en dejar las redes, sino en aprender a verlas con conciencia. La perfección digital es un producto. Reconocerlo permite devolverle espacio a la vida real: imperfecta, cambiante y auténtica.