Creencias sobre las lluvias de meteoritos
Estrellas fugaces, entre la ciencia y el mito
El mes de noviembre es una época privilegiada para disfrutar durante las noches de las llamadas lluvias de meteoritos, más conocidas popularmente como estrellas fugaces.
Durante este mes, se podrán disfrutar varios de estos eventos astronómicos, para lo cual se recomienda estar lejos de la luces de las grandes ciudades y esperar que el cielo presente baja nubosidad.
En noviembre se podrán observar lluvias de meteoritos como las Táuridas del Norte el 11 y 12 de noviembre, Leónidas el 17 de noviembre, Alfa Monocerótidas el 21 de noviembre y las Oriónidas el 28 de noviembre.
Mitos y leyendas
La presencia de estrellas fugaces en el firmamento ha fascinado a la humanidad desde tiempos inmemoriales y antes de que se conociera su origen científico, se habían tejido múltiples mitos y leyendas, algunos de los cuáles hoy persisten.
Una de las creencias más arraigadas que todavía son comunes es el de pedir un deseo cuando se observa una estrella fugaz para que este se cumpla.
Pero pedir un deseo al ver una estrella fugaz es más que una creencia o una superstición en muchos pueblos, es más un rito íntimo de conexión con el universo.
En diversas culturas del mundo, estos destellos que cruzan el firmamento no solo son un espectáculo natural, sino que han sido considerados mensajes de los dioses o espirituales, lágrimas divinas o presagios de grandes acontecimientos.
En la antigua Grecia, los meteoros eran interpretados como las lágrimas del héroe Perseo, mientras que en la tradición cristiana se convirtieron en las “lágrimas de San Lorenzo”, martirizado el 10 de agosto, fecha que coincide con el pico de las Perseidas.
En Roma, las lluvias de estrellas se asociaban con la fertilidad, al considerarlas “lluvias de semillas” enviadas por el dios Príapo.
Los nativos norteamericanos representaron la gran lluvia de estrellas de 1833 en sus pieles de búfalo, como símbolo de un evento sobrenatural.
En Colombia
En diversas comunidades amazónicas de Colombia, la leyenda de Api y Nani narra la historia de un joven guardián y una estrella fugaz que solo pueden unirse cuando dos estrellas cruzan juntas el firmamento, lo que se considera un mito de amor imposible que conecta lo terrenal con lo celestial.
Por su parte, el pueblo Nasa, en el suroccidente del país, las estrellas fugaces y los astros hacen parte su cosmovisión, donde figuras como el “Padre Estrella” y la “Señora Agua” hacen referencia al cielo como fuente de vida y equilibrio con la madre tierra.
A pesar de que la ciencia ha comprobado que las estrellas fugaces son originadas por restos de cometas y asteroides que se encuentran en la órbita de la tierra y se desintegran al entrar en la atmósfera terrestre, las tradiciones del pasado persisten.
Aunque para muchos es un espectáculo de admirar, para otros hace parte de su cosmogonía y creencias.
Otros han preferido la literatura y la poesía para cantarle a este fenómeno, mientras que muchas personas mantienen viva la magia de los ancestros que consideraban estas lluvias celestes como un puente entre el cielo y los deseos humanos.
Es de anotar que la mayoría de las lluvias de estrellas tienen nombres relacionados con las constelaciones donde se observan. Estas constelaciones fueron creadas por los antiguos griegos que colocaron a sus dioses en el firmamento.