La superstición de los ojos

Por qué el ‘mal de ojo’ sigue vigente en pleno siglo XXI

Foto: Pexels
viernes 27 de junio, 2025

Puede parecer una creencia antigua, propia de abuelas o pueblos rurales.

Pero el “mal de ojo” sigue muy presente en muchas culturas, incluso en personas modernas, urbanas y científicas.

¿Por qué? Porque hay cosas que el alma siente antes que la mente pueda explicarlas.

El mal de ojo es la idea de que una mirada cargada de envidia, rabia o deseo mal canalizado puede afectar el campo energético de otra persona.

No es solo una superstición: es un lenguaje simbólico de protección y percepción energética.

Quien ha sido “ojeado” lo describe así:

De pronto se siente drenado, sin energía.

Le da fiebre, náuseas o mareo sin causa médica.

Un bebé llora sin consuelo después de recibir muchas atenciones.

Se rompen objetos, fallan aparatos, el ambiente se siente “pesado”.

¿Psicosomático? Tal vez. ¿Simbólico? Claro. Pero también puede tener explicación desde lo sutil.

La energía se transmite, y las emociones intensas tienen fuerza vibratoria.

La envidia, por ejemplo, genera una frecuencia densa que, si no se protege, puede desestabilizar.

Por eso en tantas culturas existen amuletos: el ojo turco, la cinta roja, el ajo, la cruz.

Todos apuntan a lo mismo: poner un límite simbólico a las energías ajenas.

Y también existen limpiezas: con huevo, ruda, palo santo, fuego, agua con sal.

No son brujería. Son rituales ancestrales de cuidado energético.

¿Cómo protegerte del mal de ojo?

No expongas tu vida emocional a cualquiera.

No cuentes tus planes antes de que nazcan.

Limpia tu energía con regularidad.Confía en tu intuición: si algo te pesa, aléjate.

Creas o no en el mal de ojo, todos necesitamos proteger nuestra energía.

Porque vivimos rodeados de miradas… y no todas son inocentes.


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