Director asegura que están organizando la casa

“Queremos que Cali vuelva a estar en el mapa como hub audiovisual y cultural del país”

Foto: Oficina de prensa
jueves 22 de mayo, 2025

Cali fue pionera del cine en Colombia, y su vocación audiovisual no se ha extinguido, pero sí enfrenta nuevos desafíos.

Jaime Tenorio, actual director de los Estudios Takeshima y recientemente nombrado director del Teatro Municipal Enrique Buenaventura, habla sobre los pasos que se están dando para recuperar y fortalecer ese ecosistema, desde la reforma de instituciones clave hasta la articulación con la economía local.

En esta conversación, Tenorio explica cómo la ciudad puede proyectarse de nuevo como un nodo de producción audiovisual competitivo, detalla los planes de formación y profesionalización del sector, y adelanta su visión para modernizar el Teatro Municipal en diálogo con las juventudes y las nuevas tecnologías.

¿Cuál es la apuesta actual de los Estudios Takeshima para fortalecer la identidad cultural del Pacífico a través de la producción audiovisual?

Lo primero ha sido organizar la casa. Estamos adelantando una reforma administrativa que actualice la misionalidad de Takeshima y nos permita operar con una Comisión Fílmica sólida.

La idea es implementar una ventanilla única de filmaciones y un permiso unificado que nos haga competitivos y articulados.

Cali siempre ha sido una ciudad profundamente audiovisual, desde María hasta el cine silente, pero necesitamos una estructura que potencie y acompañe los nuevos procesos.

¿Qué implica tener una Comisión Fílmica funcional para Cali?

Nos permite ser visibles nacional e internacionalmente como ciudad de rodaje, pero también identificar qué tenemos y qué nos falta en términos de servicios, formación y especialidades.

Estamos construyendo un mapeo del ecosistema audiovisual: quiénes tienen equipos, quién presta sonido, qué productoras están activas.

Además, articulamos esfuerzos con la Secretaría de Desarrollo Económico, porque esto también es industria.

¿Cómo se están pensando los estudios más allá del audiovisual tradicional?

Nos interesa mucho fortalecer la producción sonora, no solo musical.

Desde el año pasado hacemos convocatorias para que agrupaciones graben en el estudio, pero también abrimos líneas hacia otros formatos: podcasts, audiolibros, audionovelas.

Vamos a tener un seminario sobre masterización musical y próximamente lanzaremos un diplomado sobre creación audiovisual con inteligencia artificial.

Queremos que Takeshima esté a la vanguardia, sin perder de vista que esto es una herramienta para el desarrollo cultural.

¿Y en términos de formación, qué impactos han logrado?

El año pasado hicimos un diplomado en producción ejecutiva, clave porque el productor es quien articula, consigue recursos y estructura los proyectos.

Cali tiene talentos como Rodrigo Guerrero, pero muchos se han ido.

La idea es que se queden y creen empresa, no solo como personas naturales.

También tuvimos formación en guión para televisión, en sonido y ahora mismo cerramos una encuesta sobre necesidades de formación en el sector.

No decidimos los contenidos “a dedo”, sino que escuchamos a los profesionales.

¿Cuáles son los retos para que Cali se posicione como hub audiovisual nacional e internacional?

Uno grande es que muchos que vienen a rodar terminan trayendo servicios de Bogotá.

Catering, transporte, incluso cámaras. Estamos trabajando para fortalecer esas capacidades aquí.

Hoteles que quieran prestar servicios de rodaje, empresas que se especialicen en eso.

Paradójicamente, muchas de las empresas grandes de Bogotá tienen raíces caleñas, como Congo Films o Hangar, y eso también hay que aprovecharlo.

Ahora asume la dirección del Teatro Municipal. ¿Cómo conectará esa experiencia audiovisual con esta nueva etapa?

El Teatro Municipal marcó mi vida.

Crecí yendo a la cinemateca de La Tertulia, al teatro, a clases de dibujo con el maestro Polo en Granada.

Estudié cine y ciencia política, y llevo más de 20 años en cultura pública.

Creo profundamente en la convergencia artística: hoy el teatro dialoga con el mapping, con las proyecciones, con los nuevos medios.

La restauración del teatro es también conceptual: debemos actualizarlo para que sea un espacio para todas las artes, incluyendo lo digital.

¿Cuál es la hoja de ruta para esa transformación del teatro?

El teatro estará cerrado por cerca de dos años.

Aprovecharemos ese tiempo para repensar su estructura administrativa, su planta y su programación.

Ya iniciamos estudios y diseños, y me reuniré con otros teatros del país —como el Julio Mario Santo Domingo en Bogotá o el Pablo Tobón Uribe en Medellín— para aprender de sus modelos de gestión.

Queremos una red de teatros que compartan giras, artistas y recursos.

¿Cómo conectarlo con las juventudes y con los públicos que aún lo ven lejano?

Hay que abrir las puertas. Que la gente de todas las comunas sienta que el Teatro Municipal también es suyo.

Seguirán los conciertos y la ópera, claro, pero hay que diversificar.

El reto es que no sea solo un símbolo patrimonial, sino un lugar vivo, contemporáneo, conectado con la ciudad.

Invertir en cultura no es un gasto, es una inversión estratégica: mueve turismo, economía, educación y pertenencia.

Por último, ¿qué mensaje le da a los jóvenes artistas del Valle y del Pacífico?

Que no están solos. Estamos trabajando en fortalecer todo el ecosistema cultural, desde la formación hasta la circulación.

No se trata solo de hacer un festival una vez al año.

Queremos que puedan producir, pero también mostrar sus obras, vivir de ellas. La cultura genera impacto económico real.

Bogotá y Medellín lo entendieron. Cali también puede volver a estar en el mapa, pero necesitamos visión, continuidad y compromiso.


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