No se descarta vida extraterrestre
Titán, la luna más grande de Saturno no es como la pintan
Un nuevo análisis hecho a la información enviada por la sonda Cassini de la Nasa sobre el satélite Titán, el más grande del planeta Saturno, muestra resultados más contradictorios que las primeras hipótesis planteadas.
A su llegada a Saturno, Cassini descubrió lo que al parecer sería un océano subterráneo de agua líquida bajo su corteza helada.
Es decir, Titán tendría una capa de agua líquida y amoníaco existente entre la corteza de hielo y el núcleo rocoso, que podría actuar como un océano subsuperficial.
Esta idea surgió de observaciones de gravedad, topografía y señales de radar/ radio de la misión Cassini, que parecían encajar con una masa de agua a gran profundidad.
Otra mirada
Esa hipótesis era clave para alimentar las expectativas de los exobiólogos sobre la posible existencia de vida en dicha luna.
Sin embargo, in nuevo estudio basado en la reinterpretación de los datos de la misión Cassini de la Nasa sugiere que, en realidad, el interior de Titán sería mucho más sólido y viscoso de lo que se pensaba.
Las nuevas investigaciones indican que la luna estaría formada por una estructura dominada por hielo, aguanieve y pequeñas bolsas de agua líquida cerca del núcleo rocoso.
Según los análisis, dichas bolsas de agua podrían alcanzar temperaturas de hasta 20 grados y concentrar nutrientes, creando nichos potencialmente más favorables para formas de vida simples.
Los análisis más detallados de los datos antiguos realizados durante el 2025 muestran desfases en la deformación de Titán que podrían explicarse con una corteza de hielo y zonas de agua líquida dispersas, no con un océano global continuo.
Esto ha llevado a que varios científicos cuestionen la presencia de un océano gigante y propongan estructuras interiores alternas como capas de hielo fangoso con bolsillos de agua líquida localizados.
Mientras algunos investigadores siguen considerando la posibilidad de ambientes líquidos internos, otros señalan que la evidencia actual no es concluyente para descartar por completo un océano subterráneo.
Sin embargo, si Titán no alberga un océano global como anteriormente se pensaba, los científicos no descarta posibles hábitats internos, ambientes hidrotermales locales o en otros tipos de entornos interiores que podrían apoyar química de vida, aunque la probabilidad general podría ser menor que la estimada previamente.
Estos hallazgos serán clave para la misión Dragonfly de la Nasa, prevista para 2028, que tiene previsto explorar Titán mediante un rotorcraft o dron volador autónomo.
Este será el primer vehículo aéreo científico que la agencia enviará a otro cuerpo celeste, con el objetivo de estudiar procesos químicos prebióticos y la química orgánica compleja de la superficie de Titán.
El dron volará a múltiples sitios, recolectando muestras y analizando materiales en busca de moléculas complejas similares a las de la Tierra primitiva y realizará vuelos autónomos cada día titánico (unos 16 días terrestres), cubriendo hasta ocho kilómetros por vuelo a velocidades de 32 kilómetros por hora.