¿Cómo hacerlo?
Vivir el aquí y ahora: el único lugar donde realmente ocurre la vida
La mente humana tiene una habilidad extraordinaria para vivir en cualquier parte… menos en el presente.
Mientras el cuerpo está aquí, la mente está allá: repasando errores, anticipando desastres, recordando ofensas, planeando lo que viene.
Y en ese ruido, la vida real se escapa.
Vivir en el aquí y el ahora parece una frase bonita de calendario espiritual.
Pero en realidad, es un acto radical de sanación.
Porque todo lo que duele —la culpa, la ansiedad, el miedo, el arrepentimiento— habita en otro tiempo. Nunca en este instante.
El pasado ya fue. El futuro no existe. Solo tienes este momento. Este respiro.
Esta palabra que estás leyendo. Lo demás es memoria o proyección.
¿Por qué nos cuesta tanto estar presentes?
Porque el presente no ofrece certezas.
No hay historia a la que aferrarse, ni promesa que nos salve.
Solo hay lo que es. Y eso incomoda.
El ego, que necesita controlar, se alimenta del drama del pasado y de la ilusión del futuro.
Pero el alma solo respira cuando estás aquí.
Estar presente no es no pensar. Es observar sin identificarte.
Es darte cuenta de que puedes mirar tu tristeza sin convertirte en ella.
Sentir el miedo sin dejar que decida por ti.
Escuchar el pensamiento sin obedecerlo. Estás ahí, pero no eres eso.
El “ahora” es también el único lugar donde ocurre la sanación.
Puedes revivir una herida mil veces en tu cabeza, pero solo cuando la sientes en el cuerpo, en este momento, puedes transformarla.
La respiración es tu ancla. Siempre ocurre ahora.
Cada vez que inhalas con conciencia, vuelves a casa.
¿Qué significa realmente vivir en el aquí y ahora?
Estar en el cuerpo, no solo en la cabeza.
Escuchar sin pensar en qué vas a responder.
Sentir una emoción sin bloquearla ni intelectualizarla.
Dejar de vivir en automático.
Aceptar lo que hay, sin querer cambiarlo de inmediato.
No es quedarse sin planes. Es tenerlos sin que te posean.
No es ignorar el pasado o renunciar a los sueños.
Es poner ambos al servicio del presente.
Porque solo en el ahora puedes elegir distinto.
Solo en el ahora puedes cambiar de rumbo. Solo en el ahora puedes sanar.
¿Cómo vivir más aquí?
– Detente varias veces al día y pregúntate: ¿Dónde estoy ahora? ¿Qué estoy sintiendo realmente?
– Observa sin reaccionar: Miras una emoción como si fuera una nube. No te subes a ella.
– Haz una cosa a la vez: Cuando comes, solo come. Cuando caminas, solo camina.
– Agradece el momento, aunque no sea perfecto: Porque la vida no ocurre cuando todo está bien. Ocurre cuando tú estás presente.
Estar en el ahora es el mayor regalo que puedes darte.
No te quita los problemas, pero te devuelve a ti mismo.
Y en esa presencia, todo cambia. Porque lo único real es este instante. Y si puedes estar aquí, ya estás a salvo.
Ejercicios prácticos para habitar el presente
Te comparto una serie de microprácticas para ayudarte a aterrizar en el aquí y ahora.
No requieren tiempo extra, solo intención:
1. El ancla de la respiración (2 minutos)
Detente. Cierra los ojos. Inhala por la nariz contando hasta 4. Sostén 4. Exhala en 6.
Repite 5 veces.
Siente cómo el aire entra, recorre y sale. Estás viva. Estás aquí. Ya estás en presente.
2. Conciencia corporal (en cualquier lugar)
Escanea mentalmente tu cuerpo:
¿Dónde hay tensión? ¿Frío o calor? ¿Apretás la mandíbula? ¿Estás respirando profundo o apenas?
Nombra en voz baja lo que sientes: “dolor leve en el cuello”, “hormigueo en el pie”, “peso en los hombros”.
Al hacerlo, te ubicas en tu cuerpo. Tu mente deja de vagar.
3. Ritual consciente diario (5 minutos)
Elige una acción cotidiana —tomar café, ducharte, comer una fruta— y hazla como si fuera un ritual:
Observa colores, texturas, aromas.
No hables. No pienses en otra cosa.
Solo siente.
Este es tu momento. Un mini retiro espiritual diario.
4. Agradecimiento presente (al despertar y al dormir)
Escribe o piensa en 3 cosas por las que te sientes agradecida solo hoy.
No del pasado. No deseos del futuro.
Solo algo de este instante: “me sentí bien al caminar”, “me reí con mi hermana”, “vi un árbol hermoso”.
La gratitud ancla. Te devuelve al corazón.
5. Micro-reseteo de 30 segundos
Cada vez que sientas que te estás perdiendo en pensamientos repetitivos, coloca una mano en el pecho.
Inhala profundo y di mentalmente: “Estoy aquí. Estoy viva. Estoy segura.”
Hazlo cuantas veces necesites. Tu cuerpo lo entenderá antes que tu mente.
¿Qué bloquea tu presencia?
Hazte estas preguntas con sinceridad:
¿A qué me aferro que me impide soltar el pasado?
¿Qué me da miedo sentir si me detengo en el presente?
¿Qué parte de mí quiere tener siempre el control?
¿Qué tanto descanso cuando descanso… o solo me distraigo?
No necesitas respuestas perfectas. Solo la honestidad de mirarte sin disfraz. Eso también es presencia.
El poder del instante
Vivir en el presente no te quita responsabilidades. Te devuelve soberanía.
No necesitas irte a un retiro, ni dejar el celular para siempre.
Solo necesitas recordar —una y otra vez— que la vida no está en la pantalla, ni en el recuerdo, ni en la proyección.
Está en este momento.
En este respiro.
En este silencio.
Y cada vez que logras habitarlo, aunque sea por segundos… el alma sonríe. Porque estás en casa.