Tres promesas del toreo actuaron ayer

Novillada abrió la temporada taurina

jueves 26 de diciembre, 2019

Por Enrique Calvo, el “Cali”

Ayer la Feria Taurina de Cali inició con una novillada de Alhama, una de las ganaderías más importantes del occidente colombiano que, la verdad que no defraudó en absoluto ni en presentación ni en la forma de comportarse en el ruedo. Si queremos ponerle algún pero, les faltó un poco de más fuerza, que según el veterinario que me acompañaba en Presidencia, era falta de una mejor alimentación.

Pido a Dios para que el resto de corridas que quedan de la feria tengan un mínimo de parecido a las embestidas de ayer para que los toros sigan siendo uno de los espectáculos más importantes de la Feria de Cali.

Gitanillo de América

Para empezar, el novillero que abrió plaza, el hijo del ‘Ginatillo de América’, con el mismo seudónimo, en su primero estuvo por debajo de las condiciones y de las buenas clases del novillo, pero la Presidencia lo premió con una oreja dado que mató perfectamente de una estocada y la afición se arrimó a pedir la oreja, la cual se concedió.

Sebastián Hernández

En tercer lugar actuaba un alumno antiguo de la escuela Canaveralejo de nombre Sebastián Hernández, que ha luchado por abrirse paso en tan dura profesión, pero que desafortunadamente ayer no pudo demostrar que su lucha vaya a tener los éxitos que ha intentado conseguir, estuvo por debajo de sus dos novillos y solo resta que la suerte le acompañe más y pueda demostrar la valía que él pretende venderle al público.

Diego San Román

En el ruedo de la arena Cañaveralejo, que es el nuevo nombre de la Plaza de Toros que nunca debió haber perdido, debutó un torero mexicano de nombre Diego San Román, que entiendo pertenece a una estirpe torera que dejó muy en alto el nombre de México y de su familia. En su primero perdió las orejas por no estar fino con la espada, pero para mi entender fue la faena más torera.

En su segundo, el quinto de la tarde, se arrimó de forma casi desesperada ante un hastado con menos potabilidad, pero que dejó estar al torero a gusto y demostró el valor que se necesita para estar en esa profesión. A la segunda estocada envió al toro al destazadero sin la oreja que le concedió el público en forma mayoritaria.

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