Cali, septiembre 9 de 2025. Actualizado: lunes, septiembre 8, 2025 22:50

Organizaciones deben evitar eventuales responsabilidades administrativas, civiles o penales

El costo oculto de las jornadas eternas: productividad vs. derechos laborales

El costo oculto de las jornadas eternas: productividad vs. derechos laborales
lunes 8 de septiembre, 2025

Por: Andrés Calderón
Abogado de G-Legal – @G_legalco

En los últimos años, el mundo laboral ha visto consolidarse una práctica que merece especial atención: el denominado “CRUNCH”.

Este término describe aquellos periodos en los que los trabajadores se ven sometidos a jornadas excesivas, muchas veces sin la debida remuneración de horas extras y bajo cargas que se prolongan durante semanas o incluso meses, con el único fin de cumplir plazos estrictos o metas comerciales.

Aunque suele justificarse en nombre del compromiso con el trabajo o del amor por la profesión, lo cierto es que estas dinámicas enmascaran una forma de sobreexplotación que relega el bienestar personal a un segundo plano.

Así, se corre el riesgo de instaurar un círculo vicioso en el que el agotamiento se convierte en expectativa y se fomenta una cultura organizacional hostil, donde colaboradores terminan aceptando jornadas desmedidas como condición implícita de pertenencia o de éxito.

Las consecuencias de este modelo van más allá del plano laboral. En el aspecto físico, aparecen lesiones musculoesqueléticas, fatiga visual, alteraciones del sueño y un desgaste generalizado.

En el ámbito psicológico, aumenta el riesgo de ansiedad, depresión, estrés crónico y síndrome de burnout. Y en el plano social, el exceso de trabajo sostenido deteriora las relaciones familiares y personales, generando aislamiento y pérdida de motivación.

Paradójicamente, esta cultura de sobrecarga ha alimentado una falsa meritocracia en la que el valor profesional se mide por la cantidad de horas trabajadas y no por la calidad de los resultados.

Ejemplos abundan en sectores como la publicidad, el desarrollo de software, la arquitectura, la producción audiovisual o el periodismo: industrias creativas y de servicios donde las entregas “para ayer” son comunes, pero en las que las jornadas extenuantes, lejos de garantizar el éxito, pueden terminar afectando la calidad de los proyectos y la reputación de las empresas.

Desde un enfoque garantista, resulta indispensable recordar que las compañías tienen la obligación de ajustar sus prácticas laborales a los estándares establecidos tanto por los convenios internacionales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como por la Constitución y la legislación colombiana.

Dichos instrumentos consagran derechos esenciales como la limitación de la jornada máxima de trabajo, el descanso semanal remunerado y la retribución justa, todos orientados a salvaguardar la dignidad y el bienestar de los trabajadores.

En este sentido, el llamado Crunch, entendido como la imposición estructural de jornadas prolongadas y exigencias excesivas de productividad, debe analizarse como una práctica que contraría ese marco de garantías.

De allí que la gestión empresarial deba enfocarse en prevenir su ocurrencia, promoviendo condiciones de trabajo equilibradas, respetuosas de la salud física y mental de los colaboradores, y compatibles con los principios constitucionales de dignidad humana, trabajo decente y solidaridad.

Por eso, es fundamental que el sector empresarial aborde la sobrecarga laboral como un riesgo organizacional y no como un “mal necesario”.

Algunas buenas prácticas incluyen: planificar con márgenes razonables para imprevistos, equilibrar cargas de trabajo, rotar tareas para evitar saturación, capacitar líderes en la gestión de picos laborales y fomentar una cultura enfocada en resultados y no en horas presenciales.

También es clave habilitar canales internos de comunicación que permitan reportar sobrecargas sin temor a represalias y realizar evaluaciones periódicas de clima laboral.

Asumir esta perspectiva no solo protege a los trabajadores, sino que también fortalece la sostenibilidad de las organizaciones, al evitar eventuales responsabilidades administrativas, civiles o penales, y al mismo tiempo fomentar un clima laboral más productivo y respetuoso de los derechos fundamentales.

En última instancia, el Crunch es un recordatorio de que la innovación, la productividad y la sostenibilidad empresarial prosperan únicamente en entornos donde el talento se protege y se proyecta a largo plazo.

Las organizaciones que adopten prácticas responsables no solo mitigarán riesgos legales y reputacionales, sino que también fortalecerán su capacidad de competir con equipos comprometidos, saludables y sostenibles en el tiempo.


El costo oculto de las jornadas eternas: productividad vs. derechos laborales

Comments

ads_top
Powered by Sindyk Content
Arriba