Cali, junio 13 de 2025. Actualizado: viernes, junio 13, 2025 17:59
Se proyecta un 2025 desafiante para la economía colombiana
Déficit en la balanza de pagos alerta sobre creciente desconfianza inversionista
El primer trimestre de 2025 cerró con señales claras de fragilidad en el frente externo de la economía colombiana.
De acuerdo con el más reciente informe del Centro de Estudios Económicos Anif, el país registró un déficit en su cuenta corriente por US$2.290 millones, equivalentes al 2,2% del PIB trimestral, lo que representa un leve pero sostenido deterioro frente a los periodos anteriores.
Este resultado, que agrava la vulnerabilidad estructural de Colombia en materia de balanza de pagos, se explica principalmente por dos factores: un creciente déficit comercial en bienes (US $3.088 millones) y una balanza de renta de los factores también negativo (US $3.196 millones).
Aunque las transferencias corrientes sumaron US$3.849 millones y la balanza de servicios aportó US$145 millones en superávit, estos ingresos no lograron compensar el saldo global negativo.
Pero más allá del dato puntual, preocupa el contexto que rodea este desempeño.
Según Anif, el país enfrenta una doble fuente de incertidumbre: el entorno internacional, marcado por las políticas proteccionistas del segundo mandato de Donald Trump en Estados Unidos, y el escenario doméstico, donde la suspensión de la regla fiscal ha deteriorado aún más la percepción de riesgo sobre la sostenibilidad macroeconómica del país.
“Lo que observamos no es solo un deterioro contable, sino una manifestación de la creciente zozobra de los agentes económicos frente a las decisiones recientes del Gobierno”, señala el análisis de Anif.
La activación de la cláusula de escape para suspender la regla fiscal no solo compromete la credibilidad institucional, sino que también pone en entredicho la capacidad del país para cumplir sus metas de consolidación presupuestal.
Por el lado de la cuenta financiera, la situación no es menos preocupante.
Las entradas netas de capital extranjero se ubicaron en US$1.835 millones, equivalentes al 1,7% del PIB trimestral, una caída de 14,7% respecto al mismo trimestre de 2024.
La inversión extranjera directa (IED), tradicionalmente uno de los pilares del financiamiento externo de Colombia, también mostró signos de debilitamiento: sumó US$3.142 millones, pero se contrajo en US$540 millones en términos absolutos, afectada por la pérdida de confianza.
El sector minero y de hidrocarburos continúa siendo el principal receptor de IED, concentrando el 36% del total, seguido por los servicios financieros y empresariales (22%) y la industria manufacturera (13%).
Esta alta dependencia del sector extractivo evidencia la falta de diversificación en la atracción de inversión internacional, lo cual limita las fuentes de crecimiento a largo plazo.
Además, las salidas de capital de residentes colombianos al exterior alcanzaron los US$2.789 millones, una cifra que refleja no solo mayores obligaciones financieras internacionales, sino también señales de cobertura de riesgo por parte de empresas y hogares, ante la creciente volatilidad del entorno macroeconómico.
A esto se suma un aumento de US$564 millones en las reservas internacionales, producto de transacciones de la balanza de pagos.
Aunque este dato puede interpretarse como una estrategia defensiva del Banco de la República, también confirma las tensiones en el sistema externo.
El análisis de Anif concluye que la conjunción de un déficit corriente elevado, una caída en la inversión extranjera y la desconfianza derivada de decisiones fiscales improvisadas, conforman una “tormenta perfecta” para la balanza de pagos del país.
La señal más preocupante no es solo la cifra, sino la tendencia.
Nuevo factor de riesgo
En palabras del centro de estudios: “La reciente suspensión de la regla fiscal introduce un nuevo factor de riesgo que debilita la credibilidad del manejo macroeconómico del país. Esto podría encarecer el acceso al financiamiento externo y ejercer mayor presión sobre la cuenta financiera en los próximos trimestres”.
El mayor peligro, advierte Anif, radica en la alta dependencia de Colombia respecto a los flujos de capital externo.
Un deterioro en la calificación crediticia, acompañado de tasas más altas para la colocación de deuda, pondría en riesgo tanto la estabilidad cambiaria como el cumplimiento de las metas fiscales del Gobierno.
Frente a este panorama, se hace urgente una política económica coherente y predecible.
Anif insiste en la necesidad de recuperar la disciplina fiscal, restablecer la credibilidad frente a los mercados internacionales y avanzar en reformas estructurales que reduzcan la vulnerabilidad externa.
De lo contrario, el país podría enfrentar un escenario más severo: una depreciación abrupta del peso, encarecimiento del crédito externo, fuga de capitales y un impacto negativo en el crecimiento económico.
El próximo informe del Marco Fiscal de Mediano Plazo será clave para evaluar el compromiso del Gobierno con una senda de ajuste realista.
Lo que está en juego no es solo el balance de pagos, sino la confianza en el futuro económico de Colombia.