Cali, enero 20 de 2025. Actualizado: lunes, enero 20, 2025 22:47

Juan Martín Bravo

Adiós a la ‘hora nalga’

Juan Martín Bravo

Durante décadas, la cultura laboral en Colombia ha valorado la presencia física en la oficina como sinónimo de compromiso y productividad. El término coloquial ‘calentar silla’ refleja esta mentalidad: empleados que cumplen jornadas extensas, sentados en sus escritorios, independientemente de su rendimiento real. Sin embargo, esta visión está siendo cuestionada en el mundo moderno, donde la eficiencia y los resultados prevalecen sobre la mera presencia.

Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 2020, Colombia registró un promedio de 48 horas laborales semanales por persona, posicionándose como uno de los países con jornadas más largas. A pesar de estas extensas horas de trabajo, la productividad no ha mostrado incrementos proporcionales. De hecho, en 2023, la Productividad Total de los Factores (PTF) presentó una disminución del 1,71%, evidenciando que más horas en la oficina no necesariamente se traducen en mayor eficiencia.

La legislación colombiana ha reconocido esta problemática. La Ley 2101 de 2021 establece una reducción progresiva de la jornada laboral semanal de 48 a 42 horas, sin afectar el salario ni los derechos adquiridos de los trabajadores. Esta disminución comenzó el 15 de julio de 2023 y se extenderá hasta el 15 de julio de 2026. Este cambio busca fomentar un equilibrio entre vida laboral y personal, promoviendo entornos de trabajo más saludables y productivos.

Es fundamental comprender que la productividad no está directamente ligada al número de horas trabajadas, sino a cómo se gestionan y optimizan esas horas. La flexibilidad laboral, que permite a los empleados desempeñar sus funciones en horarios que se adapten a sus ritmos personales, puede ser una estrategia efectiva para mejorar el rendimiento. Estudios han demostrado que los trabajadores con horarios flexibles tienden a ser más productivos, porque pueden equilibrar mejor sus responsabilidades laborales y personales.

La pandemia del COVID-19 aceleró la adopción del teletrabajo y evidenció que la presencia física constante no es indispensable para garantizar la eficiencia laboral. Muchas empresas observaron que sus empleados podían mantener o incluso aumentar su productividad trabajando desde casa, desafiando el paradigma tradicional de la ‘hora nalga’.

Es momento de despedirnos de la cultura de ‘calentar silla’ y dar la bienvenida a una mentalidad centrada en resultados. La productividad debe medirse por la calidad y eficiencia del trabajo realizado, no por la cantidad de horas que un empleado permanece en su escritorio. Adoptar modelos laborales más flexibles y centrados en objetivos no solo beneficiará a los trabajadores, sino que también impulsará la competitividad y el desarrollo económico del país.

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lunes 20 de enero, 2025
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