Bicicarril

Una de las formas que se estimulan en la actualidad es el transporte amigable con el ambiente. Se trata de disminuir la contaminación y el exceso de ruido, partículas contaminantes, un etcétera de argumentos que abundan en razones para el uso de la bicicleta y los vehículos que no generen carga contaminante.

En nuestra ciudad, observo a diario que hay largos trayectos de bicicarril, que nos conecta de sur a norte y oriente a oeste, con tramos bien pavimentados, señalizados, limpios.

Sin embargo, me genera desazón, cuando paralelo a la vía de los automotores, existe el carril de las bicicletas, con el debido separador con taches, demarcado perfectamente, amplio (en algunas zonas), pero viene el ayayay.

Los ciclistas no utilizan el bicicarril. Quienes sí lo usan, indebidamente, son los motociclistas, quienes pasan raudos por ese lugar destinado para otro fin más noble.

Mientras tanto, los ciclistas transitan por fuera del espacio designado para ellos, arriesgando la vida, y el carril de ellos solitario, sin utilizarse, higiénico. Al reclamarles o decirles que se pasen a la vía asignada para uso exclusivo de las bicicletas, algunos se alteran, manotean, insultan. Otros, por el contrario agradecen y se pasan al bicicarril.

Hago esta queja, dado que los accidentes son múltiples, el distrito de Cali invierte en esas vías recursos para su mantenimiento, pero no hay cultura ciudadana para que cada ciclista haga debido uso de esos largos tramos, sino que continúen transitando por fuera de ellos, causando malestar y accidentes.

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