Colombia no es Venezuela, ¿o sí…?

Hugo E. Gamboa Cabrera

No me sorprende, como a muchos, indudablemente, la actitud de Gustavo Petro Urrego el domingo día del padre, en horas de la noche, cuando salió con un trino desconociendo las marchas del domingo 15 del mes en curso, Día del Padre, argumentando que no fueron en contra de su desgobierno, aduciendo que las mismas se realizaron por la paz del país y no contra su forma de gobernar.

Esa es la característica principal de su línea de conducta, no solo como “gobernante” sino ideológica.

No quiere entender que ese discurso populista, donde priman el odio y el ataque a quienes difieren de su “estilo gubernamental”, tiene mamados a millones de colombianos que solo ven caos, desgreño administrativo y económico por todos lados y, menos desarrollo y bienestar.

Entre muchas cosas trató de meternos en una “ley de financiamiento” que no era cosa distinta que una nueva reforma tributaria que, afortunadamente, el Congreso no pasó.

Ahora nos quiere imponer otra reforma tributaria cuando el país no resiste más ineptitud en el manejo fiscal de las arcas del Estado.

Luego ha tratado de imponer una “consulta popular” que, según alegan por todas partes, es para financiar la campaña política de la izquierda del 2026. Como el Congreso la negó ahora nos sale con otra propuesta amenazante de una Constituyente para acabar, posiblemente, con derechos y libertades.

Tratar de utilizar los impuestos para campañas políticas sería inaudita. Dios quiera que eso no ocurra.

Decreció, infortunadamente, a las FF.AA y, por tal motivo se fortalecen las fuerzas irregulares hasta el punto de tener a los colombianos temerosos y sin credibilidad pero, para peor, ha propuesto acabar con la carrera militar para crear una “guardia nacional”, al estilo Hugo Chávez, con todos los horrores, vaya a saber uno, causados por los colectivos que conforman esa guardia chavista.

El doctor Petro luchó por muchos años para lograr el poder nacional, según él, buscando propósitos distintos de gobierno, no decreciendo la salud ni la economía, específicamente el petróleo y el gas, renglones fundamentales para cualquier país, entre ellos Brasil, con gobierno izquierdista.

Ha tenido tropiezos por su forma impositiva y amenazante de querer gobernar. Ojalá termine su mandato no dejando un país tan fragmentado.