Cali, mayo 29 de 2025. Actualizado: jueves, mayo 29, 2025 19:18

Cuando la vocación se vende

Cuando la vocación se vende

Rodrigo Chois

Pambelé expresó una vez que es mejor ser rico que pobre; una especie de corolario que, medio siglo después, encontraría una derivación inesperada en boca de otra figura, esta vez mujer, quien cantando pregona que el imperativo para las féminas de hoy es “facturar” en lugar de llorar.

Este teorema, con todas sus derivaciones, marca hoy el norte de la brújula moral que guía a la inmensa mayoría.

Por eso, lo que antes conocíamos como vocación —ese llamado interior a servir o simplemente el sentido vital de ejercer un arte u oficio— ha sido reemplazado por un deseo obsesivo y compulsivo de facturar.

Sí, nos hemos arrodillado ante el altar del dinero. Hoy no se elige una profesión siguiendo un propósito vital, o el deseo de transformar vidas y construir algo que trascienda, sino por la cantidad de dinero que pueda representar.

No niego la importancia del sustento económico, pero deseo llamar la atención sobre el hecho de que hemos creado una diferencia moral dramática entre lo que significa vivir con dignidad y vivir para el dinero.

Y donde con más crudeza se aprecia esta realidad es en el ejercicio de la política, donde se ha reemplazado la vocación de servir por una ambición material sin precedentes… ¿Estará todo perdido?

Cuando aún veo a maestros que enseñan con pasión, a médicos que honran su juramento hipocrático y a sacerdotes que sirven a los más humildes, sé que todavía hay esperanza.

Esperanza de que algún día todos entendamos que el mejor salario que podemos devengar no se mide en nuestras cuentas bancarias, sino en el tamaño y la calidad de la huella que dejamos.

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miércoles 28 de mayo, 2025
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