De liendres y liendras

Rodrigo F. Chois

Así se les dice a los huevos del ftiráptiro phthiraptera, parásito conocido por su nombre vulgar: piojo; en Colombia usamos el femenino a pesar de que la palabra correcta es liendre. Por esta razón tal vez un influencer colombiano se bautizó a sí mismo como “La Liendra” en lugar del “El Liendre”… Para efectos prácticos no creo que hubiese diferencia.

El hecho noticioso es que el personaje en cuestión afirmó estos días que ““La única forma de salir adelante ahorita no es estudiar en la universidad, hay muchas otras más”, y ahí se armó Troya.

No soy fan de ningún influenciador. De hecho mi ignorancia me hizo creer que la Liendra era el mismo sujeto que llamaban “Peter la Anguila”, el cual me hizo reír años atrás… Pero no. No es el mismo, a pesar de que la atractiva y seductora estampa de ambos galanes es bastante similar.

Corregido mi error y analizando la afirmación del debate, encuentro que no es del todo descabellada porque una cosa es “estudiar en la universidad” y otra muy distinta aprender. La Liendra, como otros personajes caricaturescos, está cosechando con creces las maravillosas utilidades que brinda a todo pionero una nueva y naciente actividad económica. Unos márgenes extraordinarios que con seguridad serán económicamente “ajustados” por la pronta aparición de nuevas propuestas debido a que la competencia es teóricamente perfecta en el ámbito de las redes sociales. Pero reconozcamos que para tener éxito –o en palabras liendrísticas: “salir adelante”- la Liendra, o cualquier otro influencer famoso, han debido quemarse las pestañas aprendiendo sobre el nuevo negocio… Y esto los convierte en maestros del tema.