Cali, enero 23 de 2025. Actualizado: jueves, enero 23, 2025 14:53

Célimo Sinisterra

Diego Luis Córdoba: creó el departamento del Chocó

Célimo Sinisterra

El Chocó es uno de los 32 departamentos de la geografía nacional.

Tiene el privilegio de poseer salida tanto al océano Pacífico como al océano Atlántico, y es el único departamento del territorio patrio con esta virtud, además de tener frontera limítrofe con otras naciones.

El nombre del departamento del Chocó proviene de la cultura Embera.

Los colonizadores escucharon con frecuencia la palabra “choco” de los indígenas, que hacía referencia al mate en el que se transportaba la chicha, una bebida de maíz fermentado.

Asimismo, lo que hoy es Quibdó se llamó en su momento Citará.

En esta región se encuentra Tutunendo, el tercer lugar del mundo con el más alto índice de pluviosidad o lluvias.

Este departamento cuenta con 31 municipios, 147 corregimientos y una riqueza excepcional en fauna y flora.

Lo atraviesa el río Atrato, uno de los más caudalosos del mundo.

Aunque cada municipio posee una gran riqueza en minerales, la mayoría de sus habitantes vive en condiciones de pobreza.

El Chocó fue un epicentro de la esclavización, donde hombres y mujeres fueron explotados en minas de oro y platino para enriquecer a los españoles, quienes actuaban como capataces y esclavistas.

Marginalidad y resiliencia

El Chocó ha permanecido en la marginalidad y el abandono a lo largo de su historia.

Aunque geográficamente tiene privilegios estratégicos, esto no se traduce en beneficios económicos para su población.

Por el contrario, los índices de pobreza, estigmatización y olvido por parte de los gobiernos son cada vez más notorios.

Esta situación ha facilitado la llegada de grupos al margen de la ley, que se han apoderado de los pocos eslabones productivos existentes, provocando violencia, muertes selectivas y el desplazamiento de comunidades indígenas, que por siglos vivieron en paz en esta región.

Hoy, estas comunidades indígenas deambulan por las calles de Buenaventura y Cali, mendigando monedas y durmiendo en los andenes.

Se les ve con sus hijos cargados a la espalda y otros en su vientre, cantando al son de amplificadores para sobrevivir.

A pesar de estos problemas sociales, el Chocó destaca por las enormes virtudes y competencias de su gente.

Con resiliencia y tesón, los chocoanos han demostrado que son inteligentes y capaces de transformar su pasado en oportunidades.

Líderes como Barule, con su frase “Matar blanco bueno es, luego Chocó acabará”, la negra Agustina, Manuel Saturio Valencia y Arnoldo Palacios, entre otros, trabajaron incansablemente por su gente, dejando un legado de lucha y dignidad.

Diego Luis Córdoba, abogado y creador del Chocó

Diego Luis Córdoba nació el 21 de junio de 1907 en Neguá, una comunidad negra del Chocó, y murió el 1 de mayo de 1964 en Ciudad de México.

Su madre, Eudoxia Córdova Álvarez del Pino, tenía ascendencia italiana, mientras que su padre, Diego Córdova Becerra, era un minero negro y veterano de la Guerra de los Mil Días.

Diego Luis aprendió las primeras letras en su pueblo natal y completó la primaria en Quibdó.

Luego, estudió en el Colegio Carrasquilla y se graduó de bachiller en el Colegio San José de Medellín.

Posteriormente, ingresó a la Universidad de Antioquia para estudiar Derecho y concluyó sus estudios en la Universidad Nacional de Bogotá, donde obtuvo el título de Doctor en Derecho y Ciencias Políticas el 30 de noviembre de 1932.

Más tarde, se especializó en Ciencias Económicas.

Durante su etapa universitaria, Diego Luis adoptó ideas socialistas, pero se vinculó al Partido Liberal, ya que en Colombia no existía un partido socialista.

En 1930 organizó la Juventud Liberal Universitaria, y en 1931 fue elegido diputado suplente de Carlos Lleras Restrepo en la Asamblea de Cundinamarca.

Entre 1933 y 1947 fue representante a la Cámara por Antioquia, que para entonces se apropiaba de los votos chocoanos.

En 1947, Diego Luis Córdoba logró la creación del departamento del Chocó y también ocupó una curul en el Senado.

Un legado intelectual y político

Diego Luis Córdoba ocupó diversos cargos a lo largo de su carrera: fue presidente de la Juventud Liberal Universitaria, juez, concejal, embajador plenipotenciario, miembro del Gran Consejo Electoral, profesor titular de Derecho Romano y Derecho Laboral, presidente de la Conciliatura de la Universidad Libre y miembro de la Dirección Nacional del Partido Liberal.

Su brillantez intelectual y su dedicación al estudio lo convirtieron en un destacado abogado, economista, político, filósofo y lingüista, dejando un legado imborrable en la historia del país.

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