El sopapo a Brasil

El durísimo golpe que el emperador de Washington le ha dado a la economía brasilera tiene consecuencias en el gobierno de Lula, en la estructuración de los Brics y bien puede ser tomado como un anuncio para los gobiernos de Boric y Petro, que no coinciden con el estilo y pensamiento de derecha de Trump.

Imponer 50% de arancel a los productos de ese país tales como café, acero y soya es un golpe bajo.

Y en la magnitud en que Brasil produce esos bienes y otros más que exporta a Estados Unidos, los saca de la competencia porque ya deben estar otros productores ofreciendo en mejor o peor calidad lo que Brasil exportaba.

Pero como la disculpa pública para haber tomado esa determinación arbitraria y vengativa es el juicio que la Corte Suprema de ese país le sigue al expresidente Bolsonaro, compinche ideológico del emperador de Washington, el mensaje que llevan los aranceles va mucho más allá y saca del contexto económico el asunto.

Lo vuelve ideológico. Pero como también la sanción arancelaria vino 24 horas después de que el presidente Lula clausurara la reunión de los más altos representantes de los 11 países que conforman los Brics y buscan junto con China,India y Rusia independizarse del dólar, resulta más que evidente que el emperador está usando todo su poder para desbaratar ese incipiente club de independentistas.

Hasta allí la medida de los aranceles es un problema de grandes ligas. Pero como la sanción gratuita lleva implícita un mensaje para los gobiernos de izquierda de la vecindad, tales como Chile y Colombia, es por lo menos recomendable que en nuestro país hagamos las cuentas sobre lo que nos puede costar una medida similar a la adoptada contra Brasil.

Pensemos en el trago amargo que pasarían los floricultores, los cafeteros y Ecopetrol.

Y si después de esas cuentas el presidente Petro no cierra su boca cosmológica para opinar sobre el emperador, apague y vámonos que esto se puede joder con el gringo.

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