Cali, agosto 1 de 2025. Actualizado: jueves, julio 31, 2025 22:31
Falaz reforma de vida, y un Congreso apocalíptico
Reputadas organizaciones como la Academia Colombiana de Medicina, la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, el Colegio Médico Colombiano, entre otras, pacientes, usuarios, igualmente serias afirmaciones con suficiente argumentación técnica y científica de prestigiosos especialistas, se han pronunciado sobre la inconveniencia de aprobar el proyecto de Ley 339 de 2023, iniciativa gubernativa que propone la transformación estructural del sistema de salud en Colombia, ley cuyo trámite se ha surtido en la Cámara de Representantes, con el inquietante beneplácito de singulares integrantes y la supuesta “ desobediencia “ hacia los rectores de los partidos tradicionales; vaya uno a saber la certeza de la inobservancia, ante la minada creciente credibilidad de las agrupaciones políticas.
Unos determinaron con su voto la aprobación y otros actuando con la más penosa y vergonzosa soterrada decisión de apoyo al quórum para completar reglamentariamente la facultad deliberante, y así formalizar el compendio normativo en esta instancia legislativa, dando inicio a la implacable destrucción de un derecho fundamental, a un sagrado y bien superior como lo es la salud de 50 millones de colombianos, con una accesibilidad universal actual en cobertura del 98 por ciento.
El Senado de la República abocará su posterior estudio, ojalá lo asuma con responsabilidad ética concepto que desarrolla el bienestar general, y observen las acumuladas protuberantes falencias iniciales (Cámara Baja) donde no se consideró entre otros el impacto fiscal o costo de la reforma, impensable, el cual lo desconocen el mismo gobierno, y los ponentes, como también la ausencia del aval fiscal conferido por el Ministerio de Hacienda, quedándonos por último, el “salvavidas de la Corte Constitucional” como lo titula literalmente la destacada columnista María Isabel Rueda en su más reciente artículo de opinión, revisión por inconstitucional a la precitada ley de reforma, si por infortunio prospera en la Cámara Alta, una vez se produzca la sanción presidencial, y subsecuente se genera una demanda ciudadana.
Es de repetido conocimiento nacional, las sensatas y escrupulosas reacciones, rechazando civilizadamente y con demasiada fuerza racional colectiva, el improcedente acervo de propuesta presentado, con sus competencias y funciones, que eventualmente regularía el sistema de salud colombiano.
Las cuales, entre otras, comparto con el lector, siendo nada novedosas por la amplia información y difusión que se les ha dado.
1- Las Entidades Promotoras de Salud (EPS) dejarían de existir, tendrían un plazo de dos años para definir su transformación en Entidades Gestoras de Salud y Vida (EGSV). Este sustancial cambio impactará severamente la estructura y funciones del sistema sanitario nacional, en la atención de salud primaria y en la prestación de servicios de salud de mediana y alta complejidad.
2- Propone el manejo centralizado de los recursos en el ADRES (Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud), entidad que ha manifestado no contar con las capacidades ni la infraestructura para responder por toda la operación financiera y gestión administrativa del sistema.
3- Conduce a la estatización total del sistema, concentrando la mayor parte de sus funciones en las entidades públicas, desconociendo el ordenamiento jurídico superior que autoriza el establecimiento de una alianza público- privada, contribuyendo a acrecentar los niveles de atención y calidad de la
población colombiana.
4- Desincentiva la participación privada en la prestación de los servicios, desconociendo los esfuerzos en calidad, avance tecnológico, formación del talento humano e inversión en salud. De allí la alta calificación en oferta hospitalaria de excelencia.
Se ha convertido en un punto de honor la Reforma a la Salud para el Sr. Petro, lo ha reiterado, “la presentaré cuantas veces sea necesario”, reforma ideologizada, además, no aporta soluciones, hace demasiado vulnerable su atención integral, y por ende la vida de la inmensa mayoría de la población, no guardando coherencia con su slogan institucional “Colombia potencia mundial de la vida.”
El Congreso de la República en su instancia inicial (Cámara de Representantes), con su insensible comportamiento “augura” un devenir catastrófico, de angustia general, destruyendo sin compasión una arquitectura institucional vigente, articulada y eficiente en la prestación del servicio con vocación humanista, como postulado supremo para la salud de la población colombiana.
Por todo lo aquí consignado, he rotulado este artículo, falaz reforma de vida; y un Congreso apocalíptico.