Cali, junio 6 de 2025. Actualizado: viernes, junio 6, 2025 16:07
Francia, genocidio y xenocidio en África
Posterior a que llegase a África el señor Nuno Tristão (1440), cabotando barcos de negros para llevarlos a Portugal con engaños y luego esclavizarlos, a esta práctica poco a poco se fueron sumando países como Alemania, Bélgica, Reino Unido, España, entre otros como Francia.
Este último pasa a la historia por haber sido el país con más colonias en el continente africano. Podemos mencionar algunos países que fueron sometidos por Francia para conformar su imperio colonial: Argelia, Túnez, Marruecos, África Occidental (Mauritania, Senegal, Sudán Francés —ahora Mali—, Guinea, Camerún, Costa de Marfil, Níger, Alto Volta —ahora Burkina Faso— y Dahomey —ahora Benín—).
La colonización francesa en África fue un proceso que se extendió durante aproximadamente 140 años, con la mayoría de las colonias francesas obteniendo su independencia a partir de la década de 1950 hasta 1960.
Entre los lugares macabros propios para la selección y embarque de negros se encuentra la isla de Gorée, en Senegal.
Durante más de tres siglos fue uno de los mercados de esclavizados que aprovisionó de negros a los Estados Unidos, el Caribe y Brasil. En 1444 fue invadida por los portugueses, quienes la utilizaron como un puerto de atraque para sus barcos, hasta que en 1536 construyeron una de las primeras casas de esclavizados.
En 1621, los holandeses edificaron un asentamiento para proteger su negocio de tráfico de negros. Posteriormente, Gorée fue conquistada por los franceses, que la dominaron hasta la independencia de Senegal en 1960.
En este sentido, podemos decir que Francia no colonizó para civilizar, colonizó para cobrar eternamente. Saqueó a África, impuso su lengua y eliminó las culturas, convirtiendo el saqueo en diplomacia con más de un millón de negros esclavizados.
La historia la escriben los que se quedaron con la imprenta. Francia escribió la suya desde París, con palabras grandes pero con sangre ajena.
La Revolución Francesa prometía igualdad y fraternidad; sin embargo, esta triada jamás llegó al sur. En África no hubo fraternidad, hubo cadenas, grilletes, carimbos, barcos negreros con una tripulación de homicidas con investiduras de nobles.
Los franceses convirtieron la humillación en pedagogía al imponerles a los negros hábitos, culturas y costumbres, obligando a los esclavizados incluso a adoptar otros nombres y apellidos.
Con estas prácticas se evidencia el xenocidio como otra causa de extinción de los saberes ancestrales de un pueblo. Para los franceses, el que no hablaba francés no era ciudadano; si no creía en su dios, era salvaje; si no obedecía, pues era enemigo de la razón.
El imperio se construyó con militares, pero también con misiones religiosas, así como con manuales escolares. Lo que no pudieron conquistar con armas, lo doblegaron con lenguas.
El caso de Haití muestra su forma más obscena. En 1804 este país centroamericano logra su independencia de Francia tras una revuelta de esclavizados que derrotó al ejército francés, considerado uno de los más poderosos del mundo.
Así, Haití pasa a ser el primer país que logra su independencia en América. Por haber tenido a los negros haitianos bajo la esclavitud, Francia jamás pidió perdón por el mal causado.
Al contrario, pasó cuenta de cobro al exigir una millonaria indemnización para compensar a los “pobres esclavistas” que podían quedar en la bancarrota.
Haití tuvo que pagar esa deuda y todo por reclamar su libertad. Fueron más de 120 años que este país giró los dineros a Francia. Esa factura arruinó el futuro económico del país, y en ningún libro francés a esto le llaman crimen.
Situaciones como esta en América se repitieron en África. Allá impusieron fronteras arbitrarias, instalaron presidentes funcionales, definieron constituciones y diseñaron economías en función de su beneficio.
Francia, al irse de África, dejó algo así como una cuerda atada al cuello de los africanos: el franco CFA. Hasta hoy, 14 países africanos utilizan esta moneda controlada por el tesoro francés.
Depositan parte de sus reservas en bancos de París; incluso para mover su propio dinero necesitan permiso.
Si en algún momento se pensara en hacer justicia y compensar o resarcir el mal causado, Francia debería dar una indemnización de por vida a los africanos y, en América, a Haití por todo el mal causado.