La Fiesta COP 16

Luis Ángel Muñoz Zúñiga

Ansioso de los debates de la zona azul de la COP 16, emulando a Piero me paro en el Bulevar del Río, en la puerta de un bar, viendo a la gente pasar y pasar.

Una hermosa guía, luciendo camiseta de la COP 16, indica a la multitud por donde entrar y salir.

Vagan sin plan por la zona verde.

Llegaron porque anunciaron un concierto gratuito.

Aspiran les obsequien alguna planta exótica, alguna camiseta con una ave plasmada que pruebe su compromiso en paz con la naturaleza.

Recolectarán folletos o afiches que fijarán en lugar visible de su casa.

Las audaces maestras ni siquiera disfrutan de novelería en los stand porque angustiadas vigilan que sus alumnos marchen en fila y sin extraviarse en la gran ciudad.

En ninguna Feria de Cali, ni en protestas, ni en concentración política, ni en carnavales, el público caleño jamás se había volcado como ríos desbordados por calles y extensas zonas.

Ningún chiquillo hace berrido para que le compren golosinas, saben que salieron sólo a ventearse en familia, darse un champús de popularidad o avistar más de 10 mil especies de biodiversidad.

Nunca vi palafitos de guadua en cantidades en nuestra selva de cemento, que pienso los guaduales escasearon en las veredas y los que quedaron solos lloran porque ellos también tienen alma y los veré llorando cuando en las tardes los estremezca el viento en los valles y entrelazados no puedan mirarse al rio.

En auditorios programan excelentes conferencias.

Sigo ansioso por conocer los acuerdos internacionales para salvar el rio Amazonas y apaciguar el calentamiento global.