Cali, junio 7 de 2025. Actualizado: viernes, junio 6, 2025 23:28
¿Más derechos o menos empleo?
La reforma laboral entra en su recta final. Pero lo hace arrastrada por la marea de la política, no guiada por la técnica.
El Congreso la debate entre arengas de plaza y marchas convocadas por redes, mientras lo que está en juego es el corazón del sistema productivo del país.
Una cosa es querer mejores condiciones laborales. Otra muy distinta es imponerlas sin medir su costo económico y su impacto social.
El empleo no se crea por decreto. Se crea cuando las empresas pueden producir, competir y crecer. Pero la reforma parece verlas como pozos infinitos de recursos, sin atender la realidad del mercado.
Aumentar el costo del trabajo formal, especialmente en sectores como el turismo y la gastronomía, no fortalece el empleo.
Lo destruye. ¿Cuántos restaurantes podrán abrir un domingo pagando el doble? ¿Cuántos empleadores sobrevivirán a una carga que no pueden sostener?
Hay quienes sueñan con convertir a Colombia en una Europa cerrada los domingos. Pero olvidan que allá el ingreso per cápita es cuatro veces el nuestro.
Imponer ese modelo aquí es desconocer nuestra informalidad, nuestra desigualdad y nuestra fragilidad económica.
Más costos al sistema productivo se traducen en precios más altos, menos competitividad y más contrabando. Es un efecto en cadena que termina afectando al trabajador mismo.
Sí, queremos calidad de vida. Pero para eso se necesita empleo, inversión y productividad. No discursos fáciles ni promesas imposibles.
La consulta popular y las marchas no reemplazan el debate técnico. Gobernar con megáfono puede encender pasiones, pero no garantiza soluciones.
Esta reforma necesita una pausa. No para detener los cambios. Sino para hacerlos bien. Pensando en todos. Especialmente en quienes aún esperan su primer empleo.