Nos llegó la inteligencia artificial

Tal parece que gran parte de la clase política Colombiana no se pone a tono con la época actual que se desarrolla en el mundo, incluida la inteligencia artificial, inteligencia que artificialmente les cabe en la cabeza, es decir, siguen con las mentiras, los esguinces, el cálculo político, como en antaño, cuando se aprovechaban de la ignorancia de la gente para prometer e incumplir.

No han entendido que hoy la juventud se prepara académicamente en mejores condiciones y que ya no traga entero; igual sucede con el resto de nuestros compatriotas, los que además de preparados intelectualmente, analizan y deciden con más responsabilidad.

Hoy la mística y esa disciplina para perros que aplicaban los caciques de antes, ya no existe.

La gente actualmente se cambia de color o de bandera cuando se dan cuenta que dónde están no lograrán nada personalmente o no vislumbran un presente y un futuro mejor para el país.

La política, esa malsana e inconsecuente que se practicaba antes y persiste hoy en día, donde la nación no avanza gracias a la corrupción galopante representada en el Congreso de la República, donde unos sinvergüenzas logran captar votación para elegirse, pensando que ya con la curul en el bolsillo lograrán salir de la pobreza gracias a los presupuestos oficiales “engordados” con los impuestos que los colombianos pagan con la esperanza de ver y vivir en mejores condiciones.

Esa clase de política se desarrolla en todas las vertientes proselitistas.

A cual más, salvo contadas excepciones en los dedos de las manos, solo quieren llegar allá para enriquecerse; esos a los que no les “alcanzan” los salarios de un poco más de 40 millones mensuales, razón por la cual se inventaron una perversa figura a la que denominan “cupos indicativos”, lo que los convierte en ricos emergentes pero, lo triste es que pese a los escándalos de prensa y a las investigaciones pertinentes las que casi siempre terminan en nada, esos personajes salen a nuevas campañas políticas para buscar reelección, con tan buena suerte que lo logran gracias a los “pendejos” de los que hablaba el cantautor argentino Facundo Cabral, que, infortunadamente todavía quedan en el ambiente electoral por razones ampliamente conocidas.

¡Dios salve a Colombia!

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