Cali, marzo 11 de 2025. Actualizado: martes, marzo 11, 2025 20:24

Víctor Manuel García

Nos quieren revocar la esperanza

Víctor Manuel García

Sin duda alguna Cali es una ciudad compleja y difícil de administrar, lo cual es consecuencia de múltiples factores sociales y culturales que con el pasar del tiempo, ha derivado que en la ciudad existan múltiples formas de entender el mundo, de percibir la realidad y de plasmar sueños y expectativas en relación con el futuro.

Pues bien, esto que trato de sintetizar en unas pocas líneas, ha sido el “caldo de cultivo perfecto” para que en Cali no se haya podido consolidar durante mucho tiempo un verdadero proyecto social y político que busque trascender en el tiempo y retome el liderazgo de la ciudad con el papel que le corresponde a nivel nacional.

Esta incapacidad se ha derivado de la proliferación de iniciativas políticas populistas que solo han actuado a partir de intereses de grupos reducidos y que han llevado a la ciudad a ese letargo y a ese desorden que desembocó en un caos constante que poco a poco y con sorpresa y desesperanza para muchos, nos hemos ido acostumbrando.

Pero hay que ser claro y hay que decirlo, esto ha pasado con la permisividad de quienes habitamos en esta ciudad, no hay otro responsable más allá de los caleños de nacimiento o por adopción.

Es tal la situación que hoy parte de ese grupo de políticos que en muchos casos fueron quienes ayudaron por acción o por omisión a que la ciudad tocara fondo en materia social, económica y de seguridad, promueven a los cuatro vientos un proceso de revocatoria, con el ánimo de incendiar nuevamente una ciudad que precisamente por esa desesperanza y ese hastío del quehacer político, se ha convertido en un polvorín de “mecha corta” que rápidamente coge vuelo a partir de las emociones y por que no decirlo, en algunos grupos hay una perpleja comodidad de “convivir” de alguna manera en medio del desorden.

Cali por las afugias de los problemas que ha dejado la secuela de esa persistente crisis social, hoy no tiene ni un milímetro de paciencia, pues esa terrible situación en la cual quedó la ciudad, atizada por la pésima administración anterior, conlleva a que el caleño de “a pie” exija soluciones rápidas, urgentes y con resultados palpables, algo que en muchas ocasiones va en contravía de los exasperantes procesos burocráticos que exige la administración de los bienes y recursos públicos de este país.

Hoy Cali tiene un alcalde con buenas intenciones, con una visión macro que busca posicionar la ciudad nuevamente como ese referente en el panorama nacional y que tiene claro que para lograrlo primero hay que “ordenar la casa” para sentar unos cimientos fuertes que permitan consolidar este ejercicio recuperador.

Claro que hay dificultades en este proceso e incluso hay muchas oportunidades para mejorar y otras para corregir, pero tenemos que ser conscientes que una ciudad en las condiciones en las que se encontraba Cali, no se recupera de un día para otro.

También es cierto que, para revivir una ciudad, el alcalde necesita un equipo robusto y dispuesto a enfrentar de manera directa, sin temores y con conocimiento tanto los asuntos sociales y económicos como los políticos, pues esa triada es en esencia lo que mueve o paraliza un territorio.

Es allí donde desde el punto de vista administrativo deben emprenderse las primeras acciones (si se quiere correctivas) desde el despacho de Alejandro Eder, pues como se dice coloquialmente, se debe procurar para que en el equipo de trabajo exista un equilibrio entre los “cartones que dan las universidades y la experiencia que brinda la calle”, un equilibrio que permita entender y tomar acción frente a las realidades del territorio.

Hoy en Cali nos quieren revocar la esperanza, porque eso fue lo que trajo consigo la elección de Alejandro Eder y parece que hoy el caleño tiene una memoria de corto plazo y lo que más llama la atención es que ese grupito (porque son un puñado muy limitado de políticos y uno que otro abogado que le gusta “incendiar” la ciudad), hizo en gran medida parte de la decadencia de la ciudad que en los últimos cuatro años tocó el fondo que nunca se quiso llegar a tocar.

Es decir, quieren revocar la esperanza con el único objetivo de obtener réditos politiqueros, “vendiendo humo” y a partir del populismo barato hacernos retroceder convenientemente no pensando en la ciudad, sino en ellos mismos, en ese reducido grupo con intereses personales y politiqueros que privilegian sus intereses particulares sobre el bienestar de todos los caleños.

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martes 18 de febrero, 2025
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