Cali, septiembre 18 de 2024. Actualizado: miércoles, septiembre 18, 2024 00:22

Jaime Alberto Leal Afanador

Robespierre y los principios básicos del actuar del buen político

Jaime Alberto Leal Afanador

Maximiliano Robespierre fue una de las figuras protagónicas de la Revolución Francesa, misma que marcó el devenir de las hoy conocidas naciones republicanas.

Aunque el propio Robespierre traicionó sus principios al instalar un régimen de terror, sus enseñanzas quedaron para la historia.

Gústenos o no, nuestro vida gira, sin darnos cuenta, alrededor de actuaciones de políticos de toda clase: De quienes estando ya ejerciendo, se mantienen en campaña; de quienes fueron buenos y malos gobernantes y hoy son opinadores; y de los que ocupan posiciones de responsabilidad en el Estado (el presidente, sus ministros, gobernadores, alcaldes, líderes comunales, congresistas, diputados y concejales).

La prensa, las redes sociales, las cafeterías y peluquerías y hasta las conversaciones con taxistas, vecinos, familiares y compañeros de trabajo y estudio, opinan del estado del país y el acierto o no de las decisiones de sus políticos.

También sorprende la habilidad de los políticos de pasar de una discusión a otra, de reivindicarse de los escándalos o de saltar del reconocimiento al desprestigio, y viceversa, sin sonrojarse.

Y esto no es nuevo. Vale recordar la violencia política del “Bogotazo”, en 1948, o, más recientemente, del “Estallido Social”, en 2021. Cuántas horas, y días, de nuestras vidas hemos gastado o aprovechado, en seguir noticias sobre escándalos; en opinar de los políticos, sus actos, campañas, procesos de paz, peleas , reformas propuestas, y en fin, incontables asuntos.

Generalmente perdemos la confianza en ellos y ellas, y hasta la tranquilidad al ver incumplimientos, lo que nos causa incertidumbre, zozobra y posterior abstención electoral.

Robespierre definió derroteros transparentes y priorizó que la política debe ser virtuosa, para que los ciudadanos actúen a partir del ejemplo de la ética de sus dirigentes, a favor del bien común.

También inspiró que la igualdad debe aplicarse por igual tanto en derechos como en deberes para todos, y siempre dejó claro que las reformas siempre deben beneficiar a los más pobres y excluidos, y castigar quienes usufructúen a su favor los recursos públicos y las tierras que hacen parte de la estabilidad política de una nación.

Porque, enseñó Robespierre, la política debe ser siempre austera y priorizar lo colectivo sobre lo personal.

Hago estas referencias a los principios de la política, porque lamentablemente, en la Colombia de hoy, y desde casi toda nuestra historia, nos ha sido común relacionar el término “político” con los calificativos de promesero, mentiroso, corrupto y engañador, en vez de ejecutor, líder, visionario y comprometido con la gente.

No importa si un político es de izquierda, de centro o de derecha; si es concejal o presidente, o si el sistema político es democrático o monárquico.

Un buen político se compromete con una comunidad para luchar por unas ideas y unas propuestas y siempre debería actuar siguiendo como mínimo estos principios:

– Ser coherente. Poner empeño y conocimiento en sacar adelante lo prometido, y si cambia de opinión, lo explica de forma argumentada, incluso reconociendo el error.

– Trabajar y llevar una vida digna. Los ciudadanos se sienten agredidos cuando ven que sus políticos protagonizan escándalos y despilfarran recursos públicos en “elefantes blancos” o, como dice la canción, “prometiendo puentes donde no hay ríos”.

– Gobernar para todos y no sólo para sus partidarios.

– Saber comunicar sus logros y reconocer sus fracasos.

– Ejemplificarse como un ser humano integral y admitir sus limitaciones. El error, admitido a tiempo, genera comprensión y solidaridad. El error no reconocido u ocultado, crea enemigos.

– Finalmente, la corrección ética. Prometer lo que puede cumplir; informar con la verdad; creer en el mérito y el talento para designar a los mejores y éticos en los cargos y contratos del Estado; y convocar la unidad en vez de la división. Ello hará que la comunidad vea al político con admiración y respeto, y a la política como el arte de la comunión social en el propósito del progreso colectivo.

¿Qué será de nuestra patria, si nuestros políticos de hoy y en el futuro siguieran estos principios básicos?

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viernes 23 de agosto, 2024
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