Cali, abril 30 de 2025. Actualizado: martes, abril 29, 2025 23:24
Tapen, tapen, tapen
Colombia está condenada al eufemismo. Nadie quiere llamar las cosas por su nombre. Las normas burguesas de la decencia que heredamos de las cortes que nunca tuvimos, se han apoderado de los redactores de medios, boletines y noticias.
A los ejércitos de traquetos que defienden y protegen el negocio de la droga, los siguen llamando disidencias para que Santos y los que firmaron la fracasada paz de La Habana no se contraríen.
Nadie quiere recordar el decreto presidencial que paró en seco la persecución a los traquetos de Calarcá, ni siquiera cuando nos mató a 7 soldados.
Y no lo hacen porque ni el presidente ni sus acérrimos defensores quieren reconocer que fracasó su propuesta de paz total.
El mismo ejército traqueto de Calarcá cae en el eufemismo y al ataque que hizo contra la patrulla de las fuerzas constitucionales la llama enfrentamiento en uso de la legítima defensa.
Nadie quiere llamar las cosas por su nombre o las llaman de otra manera para que no les enrostren su contradicción. Es el caso del presidente Petro que llamó indiamenta de clase alta a los socios del Club El Nogal que humillaron al exalcalde Daniel Quintero, pero que ha convocado en las calles de Bogotá a la indiamenta de verdad, con sus chivas y sus colorinches, para marchar con ella el 1 de mayo.
Y hablando del Nogal, resalta el camuflaje sobre las dos niñas que murieron envenenadas con talio para que no se sepa que eran alumnas del Colegio Los Nogales, trampolín de los niños bien para ingresar sin exámenes a la Universidad de los Andes. Y ni que decir de la medida adoptada por el FMI contra las finanzas de Colombia.
No nos dicen que lo que nos quitaron fue el uso de la supertarjeta de crédito con la cual se podía cubrir los milmillonarios huecos, como cuando la pandemia.
Tapen, tapen mientras crece lo único que no pueden ocultar: la inseguridad. La misma sobre la cual ni Bolívar ni Vicky ni Fajardo rebuznan.