Ampliar el periodo de gobierno, una idea peligrosa

La propuesta de ampliar el período presidencial en Colombia de cuatro a seis años es un peligroso precedente que amenaza la estabilidad de nuestra democracia.

Que esta iniciativa provenga de dirigentes de la coalición de gobierno, quienes, además, sugieren que sea de aplicación inmediata para que el presidente Gustavo Petro extienda su mandato hasta 2028, debe encender todas las alarmas.

Esta propuesta no se limita al presidente; también contempla la ampliación del periodo para alcaldes, gobernadores, congresistas, concejales y diputados, lo que lleva a preguntar si se trata de una estrategia para cooptar a políticos de todas las tendencias, seduciéndolos con la promesa de dos años adicionales en el poder.

La trampa es evidente. Si congresistas, alcaldes y gobernadores aceptan esta ampliación, estarían abriendo la puerta a futuros cambios que permitan al gobierno actual perpetuarse en el poder.

Con más tiempo a su favor, el presidente y su coalición podrían explorar alternativas que hoy parecen imposibles, como la reelección presidencial, pues en los menos de dos años que restan del actual periodo, tales intentos serían inviables por razones de tiempo.

Los ciudadanos, que son el constituyente primario, eligieron a sus mandatarios para periodos de cuatro años. Cambiar las reglas del juego una vez iniciado el mandato es una violación al contrato social que se establece entre el electorado y sus representantes.

Este tipo de maniobras no solo debilitan la confianza en las instituciones, sino que también ponen en riesgo la alternancia en el poder, que es uno de los pilares fundamentales de la democracia.

Ampliar el mandato presidencial es un camino peligroso hacia la concentración de poder. La democracia colombiana no puede permitirse tal retroceso que abriría la puerta a la concentración de poder.

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