¿Constituyente a la medida de Petro?-II

El presidente Gustavo Petro desató un debate polarizador alrededor de la convocatoria de una asamblea constituyente, pues utiliza argumentos confusos y peligrosamente equivocados; su visión sobre cómo se debe llevar a cabo este proceso es preocupante y merece una reflexión seria por parte de todos los colombianos.

Petro habla de realizar cabildos abiertos, como si fueran la vía adecuada para convocar una asamblea constituyente, ignorando por completo la ruta clara establecida en nuestra legislación. La convocatoria de una asamblea constituyente requiere pasos específicos, incluida la aprobación de una ley por el Congreso de la República, la sanción presidencial y, finalmente, una votación ciudadana donde al menos la tercera parte del censo electoral (alrededor de 13 millones) debe participar para validarla. Desconocer este proceso es un desprecio a la institucionalidad democrática que tanto hemos luchado por construir.

Resulta aún más preocupante que el presidente argumente que esta asamblea constituyente no modificaría la actual Constitución del 91, lo que plantea la pregunta inevitable: ¿entonces para qué convocarla? Su discurso está lleno de ambigüedades y parece más una estrategia para confundir a la ciudadanía que una propuesta seria y fundamentada.

Es necesario recordar que una asamblea constituyente no es una herramienta para resolver problemas administrativos o para implementar políticas sociales, pero el presidente insiste en que esta es la solución para hacer cumplir la Constitución actual y para hacer inversiones, argumentos que carecen de sustento. La normatividad vigente le brinda todas las herramientas, es cuestión de saber utilizarlas, de saber gobernar.

Así como una constituyente no puede ser para adecuar la legislación a la medida del gobernante de turno, su proceso de convocatoria tampoco puede darse según el parecer de ese gobernante, hay procesos establecidos y se deben cumplir. Hacer lo contrario es romper el orden democrático.

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