Cuidado con el aeropuerto

El retraso en la licitación del aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón genera incertidumbre y preocupación en el Valle del Cauca.

La decisión de que la Aerocivil asuma temporalmente su administración pone en riesgo la competitividad de la región, pues su experiencia en el manejo de terminales aéreos no ha sido la mejor.

Desde que los aeropuertos se manejan mediante concesiones privadas, han mejorado notablemente sus estándares y eficiencia.

El aeropuerto de Palmira no solo es clave para la conectividad de Cali y el Valle del Cauca con el mundo, sino que tiene el potencial de convertirse en un punto estratégico para aerolíneas internacionales.

Su ubicación y condiciones climáticas lo hacen ideal para operar como un centro de conexiones que fortalezca la presencia de Colombia en Suramérica.

Sin embargo, para que esto ocurra, se requiere un operador con la experiencia y capacidad necesarias para potenciar su desarrollo.

El riesgo de dejar la terminal en manos de la Aerocivil no es menor.

Las experiencias previas muestran que la gestión estatal de aeropuertos ha sido deficiente en mantenimiento, inversión y calidad del servicio. No se puede retroceder.

Por el contrario, se debe insistir en una nueva concesión donde la prioridad sea la modernización y la mejora del servicio, pensando en el turismo y los negocios, fundamentales para el desarrollo de la región.

El problema de fondo es que esta es una decisión que debe tomar el gobierno del presidente Gustavo Petro, que ha demostrado aversión a las concesiones con privados, pese a que los resultados han evidenciado su eficacia.

En este caso, lo que se requiere es una decisión técnica, basada en criterios de eficiencia y competitividad, y no una movida ideológica que frene el progreso del aeropuerto.

La exigencia es clara: una gestión que ponga por delante el desarrollo y la calidad del servicio, sin improvisaciones ni retrocesos.

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