Cali, noviembre 21 de 2024. Actualizado: miércoles, noviembre 20, 2024 23:59
La ineficiencia del Ministerio de la Igualdad cuestiona la utilidad de su creación y su impacto real.
Entre la Igualdad y la burocracia
La creación del Ministerio de la Igualdad generó expectativas entre millones de colombianos que esperaban ver mejoras concretas en temas de equidad y oportunidades para las poblaciones vulnerables.
Sin embargo, los resultados obtenidos hasta ahora no solo han sido decepcionantes, sino alarmantes.
Durante el reciente debate de control político convocado por el senador Carlos Fernando Motoa, se reveló que este ministerio, liderado por la vicepresidenta Francia Márquez, ha tenido una ejecución presupuestal ínfima, que a septiembre de 2024 alcanzaba sólo el 1.6%, a pesar de haber recibido cerca de $9.6 billones para cumplir su misión.
La duplicidad de funciones es un punto crítico que evidencia falta de claridad en la razón de ser de esta entidad.
El Ministerio de la Igualdad comparte competencias con al menos seis otras entidades, como el Departamento de Prosperidad Social (DPS), el Ministerio del Interior y el propio ICBF.
Un caso de duplicidad se da en el trabajo con jóvenes: tanto el Viceministerio de la Juventud del Ministerio de la Igualdad como la Dirección de Adolescencia y Juventud del ICBF tienen roles similares, lo que genera confusión y diluye la efectividad de las políticas.
No es un detalle menor; se trata de recursos públicos y de poblaciones que necesitan soluciones, no enredos administrativos.
Con una ejecución presupuestal tan baja y una gestión llena de contradicciones y duplicidades, es inevitable cuestionarse si este ministerio fue creado con un verdadero criterio de impacto social o si responde más a intereses de expansión burocrática.
Es vital que el gobierno revalúe la estructura y funcionalidad de esta entidad.
La igualdad no puede ser un eslogan vacío ni una excusa para la burocracia; debe estar respaldada por acciones reales que transformen la vida de quienes más lo necesitan.