Los símbolos nacionales son de todos, no del gobierno de turno

El proyecto legislativo para cambiar el lema del escudo nacional de “Libertad y orden” a “Libertad y orden justo” es una iniciativa que, en un país con múltiples necesidades urgentes, resulta difícil de justificar.

La propuesta, presentada por la representante Dorina Hernández, a solicitud del presidente Gustavo Petro, plantea una modificación que poco aporta a los problemas reales que enfrentan los colombianos.

Aunque el mandatario argumenta que este cambio busca enfatizar que “el único orden posible en una sociedad es el orden de la justicia”, la realidad es que, en medio de tantas demandas sociales y problemas estructurales, el Congreso de la República tiene asuntos de mayor prioridad que ocuparse en modificar símbolos que deben permanecer inalterados.

El escudo nacional y su lema representan mucho más que las ideas del gobierno de turno; es un símbolo que une a todos los colombianos, independientemente de las ideologías o los cambios de gobierno.

Es fundamental recordar que los símbolos nacionales están por encima de las posturas ideológicas y deben ser respetados como representaciones de la unidad y la permanencia de la nación.

Pretender ajustarlos al pensamiento de un presidente temporal y pasajero es un acto que corre el riesgo de desvirtuar su valor unificador.

El Congreso tiene la responsabilidad de ser cuidadoso y actuar en beneficio de los intereses permanentes del país, no en función de agendas ideológicas.

En lugar de cambiar el lema del escudo, debe enfocarse en iniciativas que realmente respondan a las necesidades de los ciudadanos, fortaleciendo el orden y la justicia de manera tangible y efectiva.

Ojalá que este proyecto sea desestimado, pues cambiar los símbolos nacionales no solo es innecesario, sino también inconveniente.

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