Cali, abril 1 de 2025. Actualizado: martes, abril 1, 2025 16:22
Lo que hay hoy es una gran deuda moral con miles de jóvenes que creyeron, confiaron y quedaron esperando
Otra promesa incumplida a los jóvenes
¿Y ahora a quién va a culpar el gobierno? La crisis del programa Jóvenes en Paz, denunciada por los propios beneficiarios, pone en evidencia el desorden, la falta de gestión y la incoherencia de un gobierno que se autoproclama como el más social de la historia, pero que no logra cumplirle ni a su propia base política.
En Cali, más de 1.500 jóvenes llevan tres meses sin recibir el incentivo prometido.
Los comedores comunitarios suspendieron el servicio por falta de pago, los contratos están en el limbo y las sedes donde se hacían las capacitaciones han comenzado a cerrar.
No hay pagos, no hay comida, no hay clases y no hay un plan claro.
Lo más grave es que muchos de estos jóvenes pertenecen a sectores que el presidente Gustavo Petro considera claves en su proyecto político.
Algunos incluso estuvieron vinculados con la primera línea durante el estallido social.
Sin embargo, hoy se sienten engañados, frustrados y abandonados por un gobierno que prometió inclusión y oportunidades, pero solo entrega excusas y desorden.
Este programa depende del Ministerio de la Igualdad, una cartera creada por este gobierno, que se ha destacado más por la baja ejecución que por los resultados.
A la fecha, sigue siendo una gran expectativa sin sustento real.
La lista de fallas en Jóvenes en Paz es extensa: paro de comedores, falta de pago a los jóvenes, ausencia de una ruta educativa y cero respuestas claras.
El programa que debía ser una alternativa frente a la violencia y la exclusión, se ha convertido en otro ejemplo de improvisación.
El problema no es la idea, es la ejecución.
Un gobierno que no gestiona, no transforma.
Y sin resultados concretos, el discurso social no sirve de nada.