Cali, junio 28 de 2025. Actualizado: viernes, junio 27, 2025 22:30
Petro insiste en la defensa de los criminales que subió a tarima, una peligrosa distorsión del sentido de justicia.
Cuando se honra al victimario y se olvida a la víctima
La presencia de jefes criminales en la tarima del presidente Gustavo Petro, durante su evento en Medellín, ya había generado una justificada indignación nacional, pero su posterior justificación, durante la transmisión televisada de un consejo de ministros, resultó aún más desconcertante.
No solo fue más ofensiva para los medellinenses y para las víctimas de esos delincuentes, sino que evidenció una inversión de valores que deja al país en un terreno ético peligroso.
Según Petro, la mayoría de quienes están presos son personas en proceso de rehabilitación, y su presencia en actos públicos sería parte de esa resocialización.
Nadie niega que el Estado debe ofrecer oportunidades de reinserción a quienes cometen delitos, pero eso debe hacerse dentro del marco judicial, con reparación, con verdad, y sin confundir lo que debe condenarse con lo que debe aplaudirse.
En este gobierno, sin embargo, se ha hecho costumbre romantizar a los victimarios. Lo que se presentó como un acto de paz, terminó siendo un acto de exaltación a quienes han causado dolor y muerte. ¿Qué mensaje reciben las víctimas? ¿Qué mensaje reciben los jóvenes de los barrios más vulnerables, cuando ven que ser parte del crimen puede llevarlos al lado del presidente?
Resocializar no es premiar. Y un Estado que honra en público a criminales sin exigirles que respondan ante la justicia, no está construyendo paz, está sembrando impunidad.
Lo grave es que no se trata de un hecho aislado, sino parte de una narrativa oficial que insiste en suavizar las acciones de los violentos y dejar de lado a quienes realmente merecen el respaldo del Estado: las víctimas.
Si este es el modelo de justicia del gobierno, estamos ante un riesgo institucional y moral que la sociedad no puede ignorar.