Cali, octubre 3 de 2025. Actualizado: jueves, octubre 2, 2025 23:59
El presidente multiplica mensajes sobre Medio Oriente mientras evade su responsabilidad en la violencia interna.
Petro mira a Palestina, ¿y la violencia en Colombia?
El presidente Gustavo Petro concentra sus discursos en Palestina, pero guarda silencio frente a la crisis de violencia y orden público en Colombia.
En apenas 24 horas, el mandatario publicó 22 mensajes sobre Medio Oriente, habló de enviar tropas, propuso un “ejército internacional” y exhibió banderas palestinas en el salón de ministros, mientras en su propio país se multiplican masacres, atentados y desplazamientos sin un pronunciamiento suyo.
Petro no tiene ninguna influencia ni incidencia en lo que ocurra en el Medio Oriente, pero sí es el comandante en jefe de las Fuerzas Militares y de la Policía en Colombia, donde su responsabilidad es directa y donde su falta de acción agrava la tragedia.
La situación es alarmante: Entre enero y mayo de 2025, la Defensoría del Pueblo reportó 77.719 personas desplazadas por la violencia, mientras alrededor de 22 mil hombres integran grupos ilegales que controlan amplias zonas del país.
La llamada “paz total” terminó en privilegios para los criminales y en restricciones a la Fuerza Pública, lo que ha permitido a estas estructuras fortalecerse en los territorios.
El resultado es un regreso a la inseguridad de los años noventa: cultivos de coca en cifras históricas, incremento de los atentados terroristas, asesinatos de líderes sociales y comunidades enteras sometidas al miedo.
En este contexto, Petro elige mirar hacia afuera, se indigna por los crímenes de guerra en Gaza, que son condenables, claro, pero calla frente a los asesinatos en regiones como el Huila, el Cauca o el Catatumbo.
La pregunta es inevitable: ¿son menos importantes las vidas de sus compatriotas?
Mirar hacia conflictos externos donde no tiene ningún peso es una manera de evadir la responsabilidad que sí le corresponde en Colombia.
Un presidente no puede ser espectador de la violencia en su propio país mientras actúa como comentarista internacional.
La compasión por Palestina no puede ser excusa para desatender el dolor de los colombianos. La prioridad debe estar aquí.