Cali, junio 6 de 2025. Actualizado: viernes, junio 6, 2025 16:07

Sanar no es borrar el pasado

La herida del alma: cómo reconocer y sanar tu herida kármica principal

La herida del alma: cómo reconocer y sanar tu herida kármica principal
Foto: Pexels
viernes 6 de junio, 2025

Hay dolores que no tienen una causa evidente, patrones que se repiten en nuestras relaciones y reacciones que parecen exageradas incluso para nosotros mismos.

Hay algo en lo profundo del alma que no se ha resuelto… y que busca ser visto.

A eso, muchas tradiciones espirituales lo llaman la herida kármica, y otras lo nombran como la herida del alma.

Sanarla no es borrar el pasado.

Es recuperar lo que quedó atrapado en el tiempo y convertirlo en fuerza. Y el primer paso es reconocerla sin juicio.

¿Qué es una herida del alma?

Es una marca energética que llevamos desde antes de nacer, y que puede originarse en experiencias de vidas pasadas, traumas del linaje ancestral o eventos tempranos de esta encarnación.

No es un castigo, sino un acuerdo del alma para evolucionar a través de un aprendizaje profundo.

Estas heridas afectan cómo nos vemos, cómo nos relacionamos, qué tememos y qué atraemos.

Son el punto de quiebre y de crecimiento al mismo tiempo.

Las 5 heridas del alma según Lise Bourbeau

Una de las autoras más reconocidas en este tema, Lise Bourbeau, identificó cinco heridas fundamentales que todo ser humano puede portar:

Rechazo

Se origina cuando el alma siente que su existencia no es deseada.

La persona desarrolla un mecanismo de huida, se desconecta del cuerpo, evita los vínculos profundos y puede tener baja autoestima o sensación de “no pertenecer”.

Frase inconsciente: “No debería estar aquí.”

Máscara energética: El huidizo.

Abandono

Nace de la sensación de no ser sostenido emocionalmente.

Quien la lleva suele ser dependiente afectivo, teme la soledad, busca contención constante y tiene miedo a ser olvidado.

Frase inconsciente: “No soy suficiente para que me amen.”

Máscara energética: El dependiente.

Humillación

Tiene que ver con haber sido avergonzado o castigado por expresarse o disfrutar.

Estas personas se desconectan del placer, se sabotean, sienten culpa fácilmente y se vuelven complacientes.

Frase inconsciente: “No merezco disfrutar.”

Máscara energética: El masoquista.

Traición

Surge cuando el alma percibe que ha sido traicionada por alguien en quien confiaba.

Aparece la necesidad de controlar, la desconfianza, la manipulación y el miedo a que los otros no cumplan lo prometido.

Frase inconsciente: “No puedo confiar en nadie.”

Máscara energética: El controlador.

Injusticia

Tiene que ver con haber vivido situaciones de rigidez, exigencia o frío emocional.

La persona se vuelve perfeccionista, mental, crítica y poco conectada con la vulnerabilidad.

Frase inconsciente: “Tengo que ser impecable para que me valoren.”

Máscara energética: El rígido.

¿Cómo reconocer tu herida principal?

Hazte estas preguntas con honestidad:

–  ¿Qué tipo de situaciones me generan dolor emocional profundo (más allá de lo “racional”)?

–  ¿Qué patrones se repiten en mis relaciones o trabajos?

– ¿Qué me molesta intensamente en los demás (que quizás refleja algo mío)?

–  ¿Cómo reacciono cuando siento miedo al abandono, al juicio o a la traición?

También puedes observar tu carta astral (especialmente la posición de Quirón, Saturno o la Casa 12), pedir guía a través del tarot terapéutico, o incluso canalizar información en una lectura de registros akáshicos.

Sanar no es luchar, es abrazar

Sanar la herida del alma no es eliminarla, sino dejar de pelear con ella.

Es darle espacio, escucharla, reconocer lo que vino a enseñarte.

A veces, la herida trae consigo tu mayor don.

La persona que fue humillada, viene a recordar el valor del cuerpo y el placer.

Quien fue rechazado, trae la capacidad de abrir espacios para otros.

Quien sintió injusticia, viene a construir un mundo más equitativo.

Rituales para iniciar la sanación

Escritura consciente: Escribe una carta a tu herida. Dale voz.

Pregúntale qué quiere mostrarte. Luego, respóndele con compasión y gratitud.

Baño de luna: En noches de luna llena, prepara un baño con sal marina, pétalos de flores blancas y unas gotas de lavanda.

Sumérgete pidiendo liberar memorias de dolor heredado.

Meditación guiada: Haz una meditación para abrazar a tu niño/a interior.

Visualiza que le dices: “Ya no estás solo/a. Ahora yo te cuido.”

Tirada de tarot terapéutico:

Consulta tres cartas:

¿Cuál es mi herida principal?

¿Qué energía la sostiene?

¿Qué debo integrar para transformarla?

Testimonios reales

Camila, terapeuta energética: “Toda mi vida sentí que no encajaba. Tenía ataques de ansiedad sin saber por qué. Cuando descubrí que cargaba la herida de rechazo, todo tuvo sentido. Y empecé a sanar al dejar de buscar afuera la validación.”

Mateo, músico: “Tenía relaciones muy caóticas. Siempre terminaba siendo el que más daba. Trabajé mi herida de abandono y comprendí que estaba buscando en otros lo que no me daba a mí.”

Cierre: tu herida no es tu debilidad, es tu portal

La herida del alma no te limita. Te guía. Es el mapa que te muestra por dónde crecer, qué memorias soltar, qué versionar de ti.

Y cuando dejas de culpar al mundo, y te sientas con lo que duele sin anestesia, ahí empieza la transformación real.

Porque lo que antes era herida, se vuelve medicina.

Y tú te vuelves completo.


La herida del alma: cómo reconocer y sanar tu herida kármica principal

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